El bienestar personalizado

El bienestar personalizado

José Miguel Gómez

Cada persona posee su propia huella somática. Su propia memoria emocional construida a partir de su propia experiencia de vida. Cada quien tiene su dolor y su sufrimiento personal. Las frustraciones y fracasos son asimilados, percibidos, afrontados y gerenciados de forma muy particular a partir de las habilidades, madurez e inteligencia emocional para resolver problemas.
Cada quien vive su nivel de predictibilidad, de riesgo y de consecuencia a partir de su propia incoherencia. Diríamos que todas las personas están expuestas a todo tipo de acontecimiento desfavorable, a estresor que puede convertirse en motivo de desesperanza y frustración. Pero en otras personas pudiera convertirse en una oportunidad, en un proyecto, en una creatividad o una razón de lucha. El problema es cómo hacerlo, cómo lograrlo, cómo aprender a resistir, sobreponerse y volver a controlar el timón de su vida; después de vivir una crisis, una pérdida, un conflicto o una adversidad que le haya impactado emocionalmente, lo inteligente es proteger su vulnerabilidad.
Como pueden observar, las adversidades son personalizadas. Cada quien tiene su propia montaña por escalar: personal, laboral, social, grupal, de pareja, familiar, existencial, emocional, etc. Hay quienes no suben la montaña debido al miedo que les paraliza, otros no la suben porque desconfían de sus propias piernas. Sin embargo, la mayoría que han intentado subir su montaña, se desmotivan fácil debido a su falta de autoconfianza, autodeterminación, de persistencia y resistencia para lograr propósitos de vida.
Los estilos de vida responsable e irresponsable son también personalizados. Cada quien es dueño de su hoja de vida. De lo que nadie es responsable es de las historias construidas por otros de la que usted no construyó ni participó; de ahí es que no tiene sentido culparse por lo que hicieron los abuelos o los padres.
Si cada ser humano es único e irrepetible, entonces, los eventos traumáticos y las complejidades de la vida, también son responsabilidades individualizadas para aprender a levantarse, continuar el desarrollo hasta equilibrar el bienestar y la felicidad; de lo contrario, la existencia más sufrible es cuando se decide ser su propio carcelero.
No es asunto ni de mala o buena suerte. El asunto es asumir una vida con propósito, con metas y objetivo; aprender a levantarse, a luchar de forma pausada pero sostenida, tranquilo, sin culparse y sin culpar a otras personas. Hay que asumir con humildad los resultados de vida desfavorables; hay que aprender a ceder, ganar, perder, retirarse y volver a empezar con coherencia.
Las personas con inteligencia emocional asumen con humildad los resultados negativos, las adversidades y las circunstancias que son desfavorables; suelen tomar distancia y darse tiempo para optar por soluciones y estrategias que le ayuden de forma racional, analítica, objetiva y asertiva a continuar fluyendo en la vida. Sin embargo, aquellas personas que se desesperan y actúan por impulso en cada crisis, desavenencias o conflictos son los que terminan con peores resultados; debido a que no organizan sus emociones, sus pensamientos ni sus respuestas conductuales; por consiguiente, terminan mas problematizados, con mayor conflicto y con consecuencias negativas.
Si los conflictos, las frustraciones y las crisis son personalizados o individualizados, también, las soluciones y estrategias para fluir en la vida deben ser personalizadas.
El bienestar personalizado implica desarrollar las habilidades y destrezas, adquirir la disciplina y la educación emocional de sacar fuerza, serenidad y tolerancia para continuar adelante, buscándole respuestas adaptativas, flexibles y potencializadoras en cada adversidad, en cada crisis y en cada circunstancia desfavorable. De ahí el aprendizaje de asumir el bienestar personalizado. Aunque a decir verdad, también existe la resiliencia personalizada. En cualquiera de las condiciones, el bienestar, la paz, la armonía y la felicidad se experimentan al no quedar dañado ni dañar a otros, para aprender a salir bien de cada experiencia de vida.
El bienestar personalizado, la felicidad personalizada son derechos de vida y de razones existenciales de cada humano que se toma en serio, con dignidad y respeto su tránsito por la vida.

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