El biquini cumple 60 años

El biquini cumple 60 años

Los orígenes de biquini no fueron nada fáciles… a su creador le costó encontrar a una modelo que se atreviera a posar con un traje de baño minúsculo que dejaba al descubierto buena parte del cuerpo femenino.  Más tarde, actrices como Brigitte Bardot, Marilyn Monroe y Ursula Andress ayudaron a popularizar con su imagen una prenda de lo más explosiva.

Es la prenda de baño favorita de las mujeres y, sin embargo, ellas mismas la repudiaron cuando vio la luz en 1946.  La mentalidad conservadora de aquellos años hizo que ninguna se atreviese a enseñar al mundo el invento del ingeniero mecánico Louis Réard: un dos piezas que tapaba sólo lo imprescindible.  Al verlo en la gran pantalla de la mano de actrices como Brigitte Bardot o Ursula Andress cada vez fueron más las que se animaron a ponerse el biquini, una prenda que a lo largo de 60 años no ha dejado de reinventarse a sí misma.  

Ha pasado ya más de medio siglo desde que el ingeniero mecánico francés Louis Réard inventó una atrevida prenda con la que consiguió escandalizar a medio mundo: el biquini.  Su intención no era tapar sino más bien destapar el cuerpo femenino para aprovechar al máximo el sol y soportar el calor de una forma más llevadera.  En una sociedad que todavía trataba de asimilar el hecho de ver a las mujeres en bañador, el dos piezas cayó como una bomba.  Precisamente esta es la razón por la que el biquini adoptó tan exótico nombre…

Al verlo en su presentación a los medios, una periodista comentó a su creador: “Señor Réard, su invento va a ser más explosivo que la bomba de Bikini”.  Y es que el mismo año en que este minúsculo traje de baño vio la luz, Estados Unidos realizó numerosas explosiones nucleares en Bikini, una de las islas del Pacífico perteneciente al archipiélago de Marshall.  A Louis Réard le gustó el nombre y desde ese momento decidió bautizar con él a su polémica creación.  

Aunque tradicionalmente Louis Réard es considerado el padre del biquini, esta prenda ya tenía su historia. Una historia perdida en el tiempo que se remonta al año 1.600 antes de Cristo y que prueban unos mosaicos de una villa siciliana donde aparece un grupo de mujeres vistiendo el dos piezas.  Probablemente esta representación sirvió de inspiración a Louis Réard para lanzar al mercado un traje de baño hecho con la mínima cantidad de tela. 

Lanzamiento de cine

Las propias mujeres de 1946 consideraron el biquini como una prenda indecente y, después de mucho buscar, sólo una aceptó la propuesta de Réard para posar con él: Micheline Bernardi, bailarina profesional de cabaret.  Quién le iba a decir a su creador que años después hasta la mismísima Brigitte Bardot iba a vestir encantada el dos piezas para la película “Y Dios creó a la mujer”, de 1956.  La imagen de la famosa actriz francesa en plena promoción, tumbada en la playa de Cannes con gran parte de su cuerpo al descubierto atrajo las miradas de cientos de curiosos.

Todavía en los años 50 el biquini vivía arrinconado frente a unos bañadores tipo corsé, más incómodos pero que disimulaban las imperfecciones femeninas.  Para que el dos piezas consiguiese empezar a despegar, fue necesario sumar a la improvisada campaña de Brigitte Bardot la de otras grandes estrellas del celuloide como Marilyn Monroe.  Ya en los años 60, cuando las mujeres decidieron rebelarse y enseñar el ombligo, una bella Ursula Andress surgía de entre las aguas con un biquini de infarto en la película “Agente 007 contra el Doctor No”.  Otra chica Bond, Halle Berry, emuló años después la escena con la que el biquini logró su consagración definitiva.

Muchos estilos en muy poca tela

El armario femenino abrió sus puertas al biquini de par en par en la década de los 60.  Los diseños “pin-up”, que tapaban buena parte del trasero con falditas y shorts, dieron paso a prendas mucho más reducidas y con un tejido revolucionario: la lycra.  Gracia a esta fibra textil, los trajes de baño ganaron rapidez de secado y, sobre todo, comodidad al adaptarse a la piel como un guante.  En los años 70 los biquinis se atrevieron con todo: estampados psicodélicos, cortinas, lazos y mucho crochet para unos diseños inspirados en la moda hippie. Es en esta época cuando el dos piezas encuentra en Brasil su mínima expresión al transformar su braguita, que ya era pequeña de por sí, en tanga. 

La década de los 80 adoptó el gusto por enseñar la mayor cantidad de carne posible en la playa y en la piscina.  Algo que no es de extrañar en unos años donde abundaba el culto al cuerpo, fomentado por el aerobic y los vídeos de Jane Fonda.  Las mujeres lucían músculos trabajados con biquinis de colores llamativos. Algunas incluso optaron por desprenderse de la parte de arriba y hacer topless. Y de los excesos ochenteros se pasa al recato minimalista de los 90, cuando el bañador empieza a recuperar puntos y el biquini adopta líneas deportivas mucho menos sensuales.  En el siglo XXI, el invento de Réard vuelve a triunfar como prenda de baño.  Más versátil que nunca, el biquini de hoy recupera todos los estilos del pasado pero no envejece a pesar de tener ya 60 años. EFE-REPORTAJES

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