El Bosch que yo conocí

El Bosch que yo conocí

“¿Quién fue el profesor Juan Bosch?” Con esta interrogante, Mildred Guzmán Madera, quien fuera su secretaria por diecisiete años ininterrumpidos, captó la atención del público presente en la cuarta edición de la Feria Internacional del Libro Dominicano en Orlando, Florida, la cual tuvo la oportunidad de clausurar el pasado 25 de marzo.
“Algunos expresarán -dijo la conferencista- que fue un escritor dominicano que nació en un pueblito llamado Río Verde, de La Vega; otros, conocedores de la realidad dominicana, empezarían por decir que fue un líder político fundador de dos grandes partidos, el Revolucionario Dominicano y el de la Liberación Dominicana, que con el voto popular ya han gobernado el país -entre ambos- durante 28 años”.
Continúa Mildred: “Probablemente lo recuerdan en sus facetas de escritor, político, educador, pensador e intelectual. Pero trataremos de definir quién fue realmente Juan Bosch”.
Un público expectante escuchó de Mildred rememorar, con el entusiasmo de una estudiante que expone frente a sus compañeros de aula, sobre el Bosch que ella conoció. Un Bosch más cercano, humano, solidario, metódico, disciplinado y honesto.
Su conferencia fue un extracto de sus vivencias junto a este destacado político e intelectual dominicano, que además han quedado plasmadas en su última publicación: “El Bosch que yo conocí”, puesta en circulación en el 2009, con la presencia del entonces presidente Leonel Fernández. Antes, había escrito “Introducción al pensamiento político de Juan Bosch”, y en los actuales momentos tiene en carpeta otro libro, también sobre su mentor.
“Yo siempre escribo sobre Bosch”, me dijo mientras compartíamos un almuerzo, que ella insistió en pagar, en el Crowne Plaza Universal, de Orlando. El almuerzo fue bastante rápido y frugal, ya que su conferencia estaba a punto de comenzar; sin embargo, con la referencia que tengo de la personalidad fuerte de Bosch, sentí la necesidad de preguntar: “¿Qué tan difícil fue trabajar para él?”, a lo que contestó: “Para mí, nada difícil. ¿La clave?, discreción y opinar sólo cuando se pide opinar”.
“Acostumbraba llegar bien temprano a la oficina, entre 7:00 y 7:30 de la mañana, y siempre encontraba a Bosch escribiendo, pero nunca lo interrumpí”, dijo.
El libro “El Bosch que yo conocí” es una cronología de hechos y acontecimientos de gran valor histórico, donde además del destacado político, figuran como protagonistas personalidades como Vicente Bengoa, Felucho Jiménez, Víctor Grimaldi, Miguel Cocco, Danilo Medina, Leonel Fernández, Euclides Gutiérrez Féliz, Milagros Ortiz Bosch, José Francisco Peña Gómez, Norge Botello y Gustavo Montalvo, entre otros.
También destaca los viajes de Bosch, conferencias y detalles íntimos sobre su relación con intelectuales y políticos como Gabriel García Márquez, Fidel Castro, Nicolás Guillén, Miguel Otero Silva y Julio Cortázar. La publicación está documentada con cartas, discursos y anécdotas personales.
Un Bosch más íntimo. “El profesor Juan Bosch fue un hombre metódico y disciplinado. Acostumbraba a levantarse cuando su reloj biológico lo despertaba, entre las 4:00 y 5:00 de la mañana. Salía de su habitación, conversaba por unos minutos con la persona de seguridad que amanecía de servicio y luego preparaba su desayuno”, relata.
“A principios de los ochenta cambió un poco su rutina y comenzó a preparar el desayuno la tarde anterior, como a las 5:00. En la cocina tomaba una bola de chocolate casero, un guayo y contaba exactamente 15 guayadas, que ponía en un plato; encima vertía una cucharada de azúcar parda. Lo tapaba con un pañito o una servilleta, dejando así adelantado su desayuno, que acompañaba con galletas de soda o mocanas, unas de sus preferidas. En otra época comía ‘corn flakes’ con leche en polvo, “pues la líquida se fermenta con facilidad”; agregaba 23 pasas contadas religiosamente. Acostumbraba a preparar el desayuno de los miembros de su seguridad”.
Una vez concluido su desayuno -relata la autora y conferencista-, leía los periódicos. Le gustaba leer “The New York Times”, “Le Monde” de París y “El País”, de España.
“Acostumbraba a encerrar en círculos rojos las noticias trascendentales o curiosas y solía ponerlas en mi escritorio para que las recortara y archivara, como referencia para sus artículos”.
Pocas personas conocen que al profesor Juan Bosch le gustaba regatear. Mildred, en su relato, cuenta que a veces Bosch sentía deseos de ir al mercado a comprar frutas. “Salíamos en mi carrito Volkswagen y una vez en el mercado, comenzaba a regatear los precios de los productos y casi siempre obtenía rebajas. En algunos casos se los obsequiaban”.
También disfrutaba de caminar por la playa de Juan Dolio temprano en la mañana. En estos paseos casi siempre lo acompañaba Vicente Bengoa, quien hacía la labor de chofer. Al llegar, don Juan preparaba el desayuno para ambos.
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