El buen camino que falta recorrer

<P>El buen camino que falta recorrer</P>

Sin dudas: el país tiene como alternativa única la austeridad y el  cambio en los énfasis del gastos público, incluyendo la inversión. El Estado está obligado   a dar lecciones de manejo eficiente de sus recursos. Con mesura en su nómina y cero nominillas. No se le pide al Gobierno que eche necesariamente   del tren administrativo a servidores  de medianos y bajos ingresos; pero sí  que reorganice sus  recursos humanos  llevando empleados  a las áreas en que notablemente  se les necesite. Dejar en el pasado el exceso de  personal que hizo a acuñar el negativo término  de “botella”, en referencia a gente que cobra sin trabajar. Pero es factible  poner fin  al  gasto fiscal  ocasionado por la creación o permanencia  de cargos  de sueldos muy  altos de los que perfectamente puede  prescindirse.

A pesar de que el sector energético estatal vive en agudo déficit, el Gobierno ha optado por mantener los sobreabundantes  consejos directivos de la CDEEE  integrados por señores con remuneraciones del Primer Mundo. Somos un país de elevados índices  en dispendios y desviaciones de fondos públicos, como certifica el autorizado Foro Económico Mundial. Varias alentadoras decisiones de este Gobierno muestran una alentadora dirección en contra del clientelismo, pero falta reducir   la onerosa burocracia diplomática y que desaparezca el dudoso honor que para el país representa  sostener  unas cámaras legislativas de voraz consumo presupuestario.

La suciedad en costas y playas

Saludamos la  oportuna  promoción que ayer se cumplió para impulsar actitudes y conductas   de ciudadanos y del Estado contra la  práctica de arrojar basura a playas y arrecifes, así como también a ríos que desembocan en el mar. La  jornada  de limpieza     con participación de grupos privados apoyados por  autoridades debe trazar el camino a acciones  firmes para cambiar de manera permanente la desastrosa realidad de que nos desenvolvemos junto a  márgenes marinos que  constituyen un desastre al que contribuye la basura arrastrada por ríos que desembocan en el mar, lo que pone en dudas la meta de convertir a la Primada de América en un importante destino turístico. Tras la  labor  de ayer debe venir la actitud responsable del poder contra el vertido de  residuos de origen industrial y  por  el rescate de las orillas fluviales y costeras saneando los asentamientos urbanos, sin que necesariamente haya que mudar a todo el mundo.

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