El buen periodismo

El buen periodismo

El buen periodismo indica que los periodistas deben ser audaces, curiosos, inteligentes, visionarios, trabajadores, estudiosos, conocer la situación nacional en todas las actividades.

El buen periodismo obliga a que los periodistas periodistas, sepan desde la escuela, que el periodismo no es una profesión para hacerse de dinero legal y honestamente.

El buen periodismo enseña que la honradez es un camino en subida que no termina nunca.

El buen periodismo  se ejerce correctamente cuando el periodista se convierte en un ser que permanentemente busca la verdad como un modo de ser un mejor ciudadano y un mejor profesional.

El buen periodismo  exige de los periodistas que su papel en la sociedad es señalar, urticar, buscar, auscultar, cuáles son los problemas de la comunidad, sacarlos a la luz, denunciarlos y proponer y buscar soluciones.

El buen periodismo demanda una conducta acorde con el papel de fiscal de las actuaciones de los gobiernos y sus funcionarios.

El buen periodismo invita a que se examinen las actuaciones de los jueces que favorecen con sentencias complacientes a quienes tienen con qué pagar y perjudican a los ciudadanos del común con sentencias supuestamente ejemplarizadoras. El buen periodismo se mide cuando el periodista investiga, halla irregularidades, logra que el medio para el cual trabaja publique las informaciones y declaraciones que produzca la noticia. El buen periodismo debe ser contestatario, ir más allá, mucho más, de la simple publicación de los hechos.

El buen periodismo tiene el compromiso moral de ser informativo, investigador, insistente, auscultador de los males y problemas. El buen periodismo, si es veraz y profundo, sirve para que se conozcan y corrijan los problemas y mañana, cuando hoy sea pasado, permitirá que el investigador tenga una guía confiable que le permita reconstruir la vida histórica de la nación.

El buen periodismo es fruto directo de que los periodistas trabajen, pero ese trabajo sólo es trascendente cuando se ocupa de lo que afecta a la gente.

El buen periodismo está al servicio de la gente, por encima de la espuma y los aplausos que envuelven a deportistas y artistas, creadores y modistos.

El buen periodismo es el que sirve para correr la cortina de mentiras con que se bombardea segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, día a día, semana a semana, mes tras mes a una sociedad ávida por conocer la verdad que se le presenta como sinuosa, resbalosa, difícil de asir.

El buen periodismo también se puede hacer con declaraciones y fuegos fatuos verbales de los Presidentes de la República, pero no es la mejor vía de servir al pueblo.

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