El bumerán de los retrasos

El bumerán de los retrasos

El Estado opera vinculándose a una legión variopinta de proveedores que hacen posible sus ejecutorias, gente que normalmente tiene que invertir de sus bolsillos para que los propósitos oficiales se cumplan. ¿Qué puede ocurrir cuando a su vez no se les corresponde con pagos a tiempo por la misión cumplida? Una de las consecuencias más comunes es que los prestadores de servicio sufran mermas en su capital de trabajo y sean enfrentados judicialmente por quienes a su vez les proporcionan suministros para su desempeño. Esto parece ocurrir con los transportistas de carga agremiados que le reclaman al Gobierno 600 millones de pesos que ya debían estar en sus manos. No todos los dueños de camiones disponen de recursos para sobrevivir a la morosidad de un Estado que reclama el mérito de haber democratizado la contratación de terceros en ruptura con la tradición de solo favorecer a unos acaparadores insaciables.
El desfase entre el cumplimiento de compromisos y la obtención del correspondiente pago por instituciones que no reservan recursos antes de contratar obras, implica un quebratamiento de normas del propio Gobierno, lo que no solo erosiona la capacidad operativa del contratado. También estropea los planes de inversión pública pues no pocas veces deriva en retrasos de construcciones y proyectos que entonces pasan a costos mayores con irracionalidad y perjuicio a los contribuyentes.

Hacer valer el respeto a la vida

Es un choque de concepciones sobre derechos el que se experimenta mortalmente cada día en la República Dominicana. Muchos hombres que se aferran al criterio de que la mujer es mero cuerpo sometido a su voluntad machista a la que con frecuencia lleva a morir bajo la consigna de «mía o de nadie». Solo buena para cocinar, lavar, criar niños y entregarse horizontalmente a su «Señor» cada vez que este quiera.
Negación de que a los seres femeninos les asisten los mismos derechos que a los varones mientras continúa en ascenso la presencia de mujeres en roles comunes con los hombres, en reafirmación de la igualdad de géneros. Ante las alarmantes cifras de asesinatos de mujeres debería emprenderse una campaña de desaprobación de conductas que sacuda conciencias y mueva montañas contra las fatalidades.

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