Hoy 
Señor director:
República Dominicana podrá arrastrar innumerables dificultades, producto de las convulsiones políticas, de las malas acciones de los políticos. Nuestra nación ha vivido momentos de incertidumbre, de violencia y de apuros económicos, fruto de circunstancias o de factores internos o externos.
Pero tampoco podemos negar que somos tierra privilegiada, no solo por haber sido dotada de extraordinarias bellezas naturales, sino también de conciudadanos de gran valía, tanto aquí como en playas extranjeras.
Atletas, artistas y profesionales de las más diversas ramas del saber sobresalen en Estados Unidos, Europa y el continente asiático.
Los jugadores que militan en el béisbol de Grandes Ligas no solamente son bien cotizados; también registran envidiables récord de actuación, antes privilegios de países desarrollados.
El cantautor Juan Luis Guerra impone calidad donde quiera que actúa y es actualmente uno de los artistas del patio con mayor aceptación de público y excelente clasificación en las listas de los éxitos musicales.
Actrices dominicanas y escritores de la talla de Zoé Saldaña, Junot Díaz y Julia Álvarez dejan huellas positivas en la tierra de George Washington.
Esas son pinceladas, señor director, de lo mucho que podemos lograr los dominicanos, si nos dedicáramos más a resaltar lo positivo de esta enorme nación, orgullo de todos.
Atentamente,
Gabriel Solano candelario
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A propósito Día Internacional de la Mujer
Señor director:
Esta semana se conmemora de nuevo el Día Internacional de la Mujer, consagrado a destacar las hazañas de las representantes del sexo femenino.
La fecha también es reservada para evocar las memorias de las mujeres que han sido sacrificadas por su defensa a la patria, por su entrega a las causas nacionales, como también de aquellas que han caído víctimas de la violencia de sus parejas.
El 8 de marzo es un día de gran trascendencia en nuestro suelo patrio, especialmente en estos momentos, cuando al parecer las agresiones físicas y morales se acrecientan en la sociedad.
La mujer criolla no puede seguir siendo objeto de los caprichos de ciertos hombres que se resisten a verla como un ser humano, como una persona de sentimientos, de bondades y entrega.
Las leyes existentes han sido insuficientes para detener la hemorragia de delitos y crímenes.
Todavía podemos asistir a casos de impunidad, de gente que suele pasearse libremente después de atentar contra la vida de una mujer.
Quizás no ha existido la suficiente voluntad para acabar para siempre con el desprecio hacia el ser encargado de procrear y dar vidas.
Si observamos la estadísticas nos podremos dar cuenta de que cada año aumentan los casos de agresiones, de muertes, de daños morales.
Es una verdadera lástima que las autoridades no se hayan embarcado en la tarea de poner un paro a tanto desenfreno.
Pienso que una permanente campaña educativa, dirigida exclusivamente a los hombres, tenga algún poder para disuadir a los agresores.
Y que además se endurezcan las leyes vigentes con el deliberado propósito de sancionar como es debido a quienes ignoran olímpicamente los códigos existentes acerca de urbanidad y buenas normas de vida, en el hogar, en los centros de trabajo o en cualquier otro lugar donde nos encontremos.
¿Será mucho exigir en estos tiempos de violencia?
Atentamente,
Virginia Caridad del Monte
