Señor director:
Leí con gran interés el editorial el sábado 29 de noviembre, que se refiere a los necesarios ajustes de salarios pendientes de realizar e introduce el concepto de indexación, que para la mayoría de los países significa un ajuste salarial igual al índice de inflación. Esta sería una solución mucho más razonable.

Cada dos años se repite la misma historia. Al momento de reunirse el Comité Nacional de Salarios se plantea un aumento general de salarios a ser negociado entre los representantes sindicales y la representación empresarial, ocupando tiempo y esfuerzo inútilmente ya que no existe la posibilidad de que se logre un acuerdo que sea cumplido por la generalidad del empresariado ni por los sindicatos.

De entrada, porque el Comité Nacional de Salarios solo tiene autoridad para fijar los salarios mínimos; segundo, porque ni los sindicalistas miembros del Comité Nacional de Salaros ni el CONEP tienen un mandato para negociar obligaciones económicas que liguen a sus “representados”.

Si el CONEP respondiera hoy positivamente a la solicitud de un aumento salarial del 40% a todos los empleados privados, esta declaración solo podría tomarse como una buena intención.

Lo mismo pasa con los obreros. El Código de Trabajo es la base legal que regula las negociaciones relativas a salarios entre patronos y empleados. En estos casos, en cada empresa puede estar, y en muchos casos están, representados por sus sindicatos respectivos.

La situación se da porque los dirigentes de las Federaciones no están haciendo la labor que le corresponde en la educación de los trabajadores. Sería más fácil para los dirigentes sindicales resolver los problemas en una reunión con los representantes del CONEP, pero eso es una utopía.

Atentamente,
RAMÓN CÁCERES G.