EL BUZÓN
Niega  Joaquín Balaguer haya tenido hijos

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Señor director:
En la página cuatro de la sección Areito correspondiente a la edición del 13 de junio del presente año, el Instituto Dominicano de Genealogía le dedica ese espacio a los Presidentes contemporáneos de la República y su descendencia. Después del título de la misma, y antes del desarrollo del tema, se inserta el siguiente párrafo: «Balaguer no se casó nunca, pero fue el presidente que tuvo más hijos que los otros mandatarios contemporáneos que sí formaron y desarrollaron familias sobre la base del matrimonio e hijos». Fin de la cita.

En las ocasiones en que se ha pretendido imponerle al esclarecido estadista una descendencia, siempre hemos expresado que el fenecido líder político no tuvo hijos. Esta aseveración la formuló públicamente el doctor Balaguer y nadie le cuestionó. Sin embargo, después de su fallecimiento, se persiste en retorcer la realidad, con la menguada pretensión de denigrar la figura del más grande estadista de nuestra historia republicana.

En esta oportunidad no solo se afirma algo que carece de sustentación, poniéndolo como encabezado de la información, sino que se incurre, aviesa y perversamente, en un juicio de valor, al insinuar que el siete veces presidente de la República formó familia fuera del matrimonio como institución legal y moral, en contraposición con los otros mandatarios.

El doctor Balaguer observó siempre una conducta intachable en su vida. El peso indiscutible de su liderazgo dejó profundas huellas en el acontecer nacional. Desde el inicio de su dilatada carrera pública tuvo, como es natural, sus contradictores. Muchos de ellos no le perdonaron ni le perdonan el que siempre interpretara exitosamente el sentimiento y la voluntad del pueblo dominicano. Su incomparable e inigualable obra de gobierno así lo demuestra.

En nuestro medio existen personas interesadas en pasar su muy personal juicio a nuestras figuras históricas. En lo concerniente al doctor Balaguer y su inmensa obra de gobierno llegó a formarse todo un medio de vida, muy lucrativo por cierto, sustentado en la fanática animadversión exhibida por algunos en los medios de comunicación. Ese selecto grupo lo constituían aquellas personas que abjuraban de las administraciones del líder reformista y enfrentaban todas sus iniciativas, pero que siempre se ocupaban de demandar y recibir el amparo de las mismas. Esas manos serviles prestas a llenar cuartillas, esas figuras que usualmente predican la moral en pafios menores, han sido siempre parte muy culpable de las degradaciones de nuestra sociedad.

Si los sepulcros blanqueados de siempre desean seguir pontificando, están en su legítimo derecho. Solo les advertimos que en el ejercicio de esa prerrogativa no se pueden acomodar los hechos ni mucho menos tratar grosera y descaradamente de manipular los mismos.

Probablemente muchos seres humanos no alcancemos a discernir que en el fondo de las críticas más severas a nuestros grandes hombres subyace una reprimida admiración que solo nuestras mediocridades no nos permiten reconocer.

Ante este nueva y burda acometida en contra de la cada día más ascendente figura política del doctor Joaquín Balaguer, nos permitimos ratificar que este hombre extraordinario, cuyo destino obedeció a designios superiores, supo responder a todas las vicisitudes y a todas las exigencias políticas poniendo siempre primero el interés nacional y gobernando exclusivamente en favor de las grandes mayorías nacionales. Comprendemos que esto último no lo perdonen las hienas, los basiliscos y los grandes jerarcas de la hipocresía y la canallada que conforman la fauna del muy rentable y bien remunerado antibalaguerismo profesional.

Al agradecer la publicación de la presente, le saluda,

Atentamente,
Joaquín Ricardo

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