Señor director:

En el país caminamos como el cangrejo: un paso hacia delante y dos hacia atrás.

Hace pocos días se anunció la llegada del material para el asfaltado de las calles, y apenas se han tapado unos cuantos huequitos.

Se ha trabajado en el bacheo de unos hoyitos en las barriadas, pero las lluvias abren cada día cráteres por doquier.

En la avenida Tiradentes, por ejemplo, abrieron unas zanjas, y todavía en la esquina con la antigua San Cristóbal permanece sin tapar. Recuérdese que estamos a pocos días del inicio del torneo de béisbol y el Estadio Quisqueya está en esa cuadra.

Esos hoyos, además de que representan un peligro, pues no disponen de señales de aviso, ocasionan daños costosos a los vehículos.

Atentamente,

Héctor S. Silva M. 

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Recomienda
Fijar normas venta callejera

Señor director:

La instalación de tarantines en cualquier acera, para operar puestos de venta de frutas o comidas, representa desde hace tiempo un problema para las grandes ciudades.

En el Distrito Nacional y en las demás demarcaciones de Santo Domingo se ha hecho una costumbre, ya muy difícil de erradicar.

Se argumenta que el comercio informal crece por la falta de oportunidades de trabajo. No lo cuestiono.

En otras ciudades, incluso en Nueva York, puede verse ese tipo de comercio ambulante, pero regulado.

Aquí podemos hacer lo mismo; es solo asunto de fijar normas, de establecer criterios.

El Gobierno, con los ayuntamientos, podría definir las condiciones.

Atentamente,

Marianela A. Sandoval