Señor director:
El pueblo dominicano heredó de la tiranía, amén de las empresas que fueron su feudo, edificaciones que, para la época en que se levantaron, eran verdaderas joyas de la arquitectura.

Estilos arquitectónicos semejantes a los ya existentes en Europa, Asia y Estados Unidos.

La sede del Palacio Nacional, los edificios de Bellas Artes y de la Feria y otros, pertenecen a esa época.

Se conservan también obras construidas durante el régimen trujillista, pero no tienen estatura para llamarse ‘palacios’.

Aquí tenemos la costumbre de llamarle Palacio a cualquier cosa, sin tener nivel para ello.

Ya sea porque perdió el esplendor o no reúne las condiciones necesarias, no debemos continuar calificando de ‘palacio’ todo adefesio.

Atentamente,

Carlos F. Ramírez P.

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SUGIERE DAR
Otros espacios a buhoneros

Señor director:

El desempleo por un lado, y la falta de preparación académica por otro, han lanzado a las calles a todo un ejército de dominicanos.

“Buscándosela”, como se dice en el lenguaje popular, estos ciudadanos han instalado en cualquier espacio urbano un improvisado negocito.

El negocio informal ha crecido de tal manera en la Capital, y en otros pueblos, que es difícil convivir sin ellos.

Los buhoneros forman parte esencial de la vida diaria.

Me parece que las autoridades municipales, embarcadas en un encomiable proceso de ornato, deben reubicar a esa gente en lugares decentes.

Lo mejor que se puede hacer es crear espacios adecuados para ellos, donde los compradores puedan llegar sin dificultades.

Atentamente,

Josefina I. de la Cruz