Señor director:
Las calles capitaleñas se han ido quedando a oscuras, ya no tanto por los tediosos apagones, sino por descuido de las autoridades encargadas de iluminarlas.

Se dotaron avenidas y vías secundarias con luminarias costosas, pero éstas se han quemado con el tiempo, y no han sido sustituidas como se debe.

En el polígono central, como en otros importantes sectores, es un peligro andar de noche.

En la Manuel de Jesús Troncoso, la Jacinto Mañón o Fantino Falco, por ejemplo, muchas luminarias están apagadas.

En la Bienvenido García Gautier, de Arroyo Arroyo, constituye un alto riesgo transitar a determinadas horas.

Alguien debe responsabilizarse de esas faltas.

Atentamente,
Georgina Gutiérrez H.

Medicamentos falsificados

Señor director:
El poder de la prensa, especialmente la escrita, representada en este caso por el periódico Hoy, ha llevado a las autoridades de Salud Pública a enfrentar el criminal y lucrativo negocio de las medicinas falsificadas.

Esta actividad de lesa humanidad, que atenta contra las vidas de miles y miles de pacientes, se ha convertido en el país en una poderosa industria con fuertes tentáculos económicos y políticos. Ha sido patriótica la campaña de opinión para obligar a los aparatos represivos del Estado a que comiencen a desmantelar de una vez y para siempre esta sucia e ilegal operación comercial. Ha faltado voluntad política para erradicar este mortífero mal y si para ello es necesario utilizar tanques de guerra, como expresara el cardenal López Rodríguez, que se haga sin vacilación.

Atentamente,
MIGUEL PINEDA LÓPEZ