Señor director:
La alimentación no solo es una necesidad humana, sino además una cuestión de educación gastronómica, de cultura.

Ingerir alimentos en exceso representa, por supuesto, un riesgo para la salud.

No soy nutricionista pero tengo suficientes conocimientos sobre la materia.

He observado en el dominicano una tendencia a comer sin control o, como decimos en el argot callejero, a  “jartarse”.

La gente aquí por lo común está gorda; a veces obesa.

En Estados Unidos las cadenas de comida rápida (fast food) están sometidas a supervisión, y muchas de ellas han tenido que variar sus menús.

Si continuamos alimentándonos sin control, tendremos obesos a millón.

Atentamente,
Virginia H. castillo J.

Considera
“La gente… daña la gente”

Señor director:
Cuando un dominicano se va a referir a un compatriota en forma despectiva le otorga el calificativo de “malo”.

Nunca he creído en esas generalidades, pues tenemos gente muy buena y servicial entre nosotros.

Lo que ocurre es que los seres humanos muchas veces dañamos a los demás con nuestras acciones.

Se ha convertido en una práctica que algunos traten de sobornar, dando dinero a cambio de que le exculpen sus malos actos.

Lo propio ocurre cuando se le entregan propinas inmerecidas a otros, para que oculten o callen acciones indebidas.

¡Ahí si es verdad que actuamos con maldad y con malicia!

Es decir, es la gente que daña a su semejante.

Atentamente,
Luis E. Perdomo C.