Señor director:
Leí en estos días en su periódico que el Banco Central entregaría 152 viviendas a sus empleados de mayordomía y seguridad interna.

Me produjo alegría inmensa saber que una institución se preocupe por dotar de techo a su personal de bajos ingresos.

Pienso que si otros organismos y empresas privadas hicieran lo propio, podríamos reducir de manera significativa el déficit habitacional.

Conozco decenas de parejas que no han podido lograr el sueño de tener casa propia, por los elevados costos de los intereses de financiamiento.

Aquí queda suficiente terreno urbano para construir unidades habitacionales, diseñando proyectos ajustados a cada necesidad, a cada familia y nivel de ingresos.

Atentamente,
Herminia Figueroa C.

OBSERVA
Gran diferencia en los precios

Señor director:
Con frecuencia observo abismales diferencias en el precio de venta al público de un producto, de un establecimiento a otro.

Incluso, puede darse el caso de negocios situados en un mismo sector y a escasa distancia.

Soy de los que cree que el consumidor se deja engañar porque quiere.

En días recientes visité un comercio de provisiones; pedí un concentrado de tomate enlatado e intentaron cobrarme 65 pesos por un producto que en supermercados cuesta apenas 25 pesos.

Es más, en otros colmados el precio al público del mismo producto no pasa de 42 pesos.

Hay comerciantes que tratan de “pescar en río revuelto”.

Realmente, estamos necesitados, como decía un político ya ido, de macana.

Atentamente,
Silvio J. Ramírez P.