Es digno de encomio el trabajo que realiza actualmente el Ayuntamiento del Distrito Nacional, para rescatar los espacios públicos.

Esta labor, sin embargo, podría trocarse en esfuerzo vano si las autoridades municipales no desarrollan, de manera paralela, una campaña de preservación.

Conociendo de antemano la insuficiente educación en gran parte de nuestra población, lo menos que podemos esperar los capitaleños es que ese trabajo de rescate de parques y plazoletas se eche por la borda.

Ya hemos sido testigos de la depredación en otros espacios de recreación y esparcimiento de los habitantes de la capital.

Para citar solo un ejemplo, recordemos la arrabalización y la destrucción de que ha sido objeto el parque Enriquillo, otrora lugar preferido de los habitantes de Villa Francisca y las barriadas próximas.

Y hago aquí un paréntesis, para felicitar al síndico Roberto Salcedo, por el reciente anuncio de las autoridades municipales de que esa plaza será sometida a un proceso de modernización.

Los capitaleños no podemos ser indiferentes a las áreas verdes, verdaderos pulmones de nuestro gran habitat.

Me permito sugerirle al Cabildo que gestione la formación de de juntas o grupos de protección de esos espacios, como por ejemplo en el sector de Cristo Rey, donde recién acaba de hermosear su otrora abandonada placita.

No creo que persona sensata alguna niegue sus servicios a una tarea tan grata y beneficiosa, como sería la protección de los entornos de sus barrios o urbanizaciones.

Quiera Dios que esta sugerencia no caiga en saco roto.

Agradeciéndole por anticipado la acogida a esta sugerencia, le saludo, atentamente,

MARIA ENGRACIA PICHARDO