El calendario escolar

El calendario escolar

En los últimos años, hemos avanzado bastante en materia de cobertura escolar. En la actualidad, de acuerdo con las estadísticas oficiales, la tasa neta de escolarización en el nivel básico (alumnos en edad de escolarización obligatoria – cinco o más años de edad- como porcentaje de la población de esa misma edad) sobrepasa el 90%. En tanto que la tasa bruta (alumnos en edad de escolarización obligatoria como porcentaje del número de alumnos de cualquier edad matriculado en escuelas de enseñanza básica) sobrepasa el 100 por ciento.

Ahora nos enfrentamos a un problema relativamente nuevo: el incumplimiento del calendario escolar. De acuerdo con los resultados de la encuesta Gallup, en el 2007 en las escuelas públicas del país reimpartieron un promedio de tres horas de docencia diaria. Lo que no quiere decir que en cada uno de esos planteles sólo se dieran tres horas diarias de clase. Aclaramos esto porque en nuestras mejores escuelas, liceos y politécnicos públicos se le dio cumplimiento al calendario escolar, es decir, se impartieron cerca de mil horas de clases en un año escolar de diez meses de duración.

El plantear soluciones al problema del incumplimiento del calendario escolar sin tomar en cuenta el estado de la economía del país equivale, pura y simplemente, a dejar que las cosas sigan como están, a que la Secretaría de Educación continúe pagando por horas de clase que no se imparten.

Los planteles escolares deben abrir sus puertas a las siete de la mañana y cerrarlas a las diez de la noche. En cada uno de ellos deben funcionar tres escuelas, preferiblemente del mismo nivel, como en efecto sucede en muchos de ellos. Es que sería una inconsecuencia que un palacio escolar de 24 aulas permanezca abierto en horas de la mañana y cerrado en horas de la tarde y de la noche.

En un plantel escolar puede impartirse enseñanza básica en horas de la mañana y de la tarde, y enseñanza de adultos en horas de la noche, bajo direcciones y personal docente distinto en cada una de esas tandas. El que se cumpla o no el calendario escolar no depende de horarios de clase sino de las condiciones materiales de los planteles, de las capacidades gerenciales de los directores de los mismos, y de las condiciones profesionales y morales de sus servidores docentes.

En la actualidad disponemos de 9 mil y tantas escuelas para atender las necesidades de formación de cerca de dos millones de escolares. Si reducimos el tiempo de uso de esos planteles, ¿cuántas escuelas tendríamos que construir para mantener el nivel de cobertura que hemos alcanzado?

Lo ideal sería que el maestro trabajara en una sola tanda y que devengara un salario equivalente a tres veces el costo de la canasta familiar. Pero, ¿a qué porcentaje del PBI deberá elevarse el presupuesto de educación para que el docente viera triplicado su sueldo mensual y reducida a la mitad o a la tercera parte su horario de clase?

Como afirma la profesora María Teresa Cabrera, el problema del incumplimiento del calendario escolar es muy complejo y tiene muchas aristas, por lo que habremos de seguir tratándolo.

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