Según cuenta Homero, solo Odiseo logró escuchar el canto de las sirenas, pero, como no era músico, no dejó registro que indicara si era grato al oído o si se trataba de chirridos, sonidos disonantes. El poeta solo se enteró de la estratagema de Ulises, quien se hizo amarrar del palo mayor de la embarcación en la cual navegaba, para escuchar el canto de las sirenas y no permitir que lo sedujeran.
Los cantos de sirenas y la conseja de su poder de atracción a los mortales son, tan viejos y tan actuales, que enseñan que, pese a los descubrimientos, hallazgos y avances de la ciencia y la tecnología, como no imitamos a Odiseo, seguimos siendo víctimas de ellas.
En ocasión de cada certamen electoral, asistimos al espectáculo que nos muestra cuanta gente debió actuar con el tigueraje de Prometeo, quien impidió que salieran de la Caja de Pandora todos los males.
Los dioses condenaron a Prometeo y lo encadenaron a una montaña para que un ave le comiera el hígado, que se regeneraba constantemente, como castigo.
Aunque ahora no hay Prometeos, el águila continúa comiéndose el hígado de nadie sabe cuántas personas.
El canto de las sirenas tiene una increíble presencia, especialmente en tiempos de elecciones locales o nacionales aún las sirenas cantan y encantan a muchos.
Esos cantos forman parte del imaginario histórico de la humanidad que, aún en estos tiempos, encuentra que especies marinas, delfines etc., pudieran ser herederas de la figura y belleza de las sirenas que atraían a los hombres hasta embrujarlos y conducirlos nadie sabe dónde.
En el pensamiento hay fijaciones que continúan dando de qué hablar. Se inventa, se curcutea, se averigua, se indaga si existe cierto el abominable hombre de las nieves o el gigante pies grandes.
El canto de sirena hay que buscarlo en otros campos, en otros escenarios, por eso asimilo la leyenda a lo que ocurre en tiempos electorales.
En vez de sirenas ahora hay otros tipos de animales en el escenario electoral: las serpientes de caminar sinuoso y silencioso que se acercan con ofertas y propuestas que enamoran.
La persistencia del pájaro carpintero que insiste en hacer un hueco en un palo de guayacán. La gota de agua que cae de forma permanente y precisa sobre una roca hasta que hace un hueco.
Hay infinidad de formas con las que se “camaleonean” las sirenas para actuar, para intentar torcer la voluntad de electores. Algunas son harto conocidas, otras no. Las sirenas nunca dijeron para qué querían conquistar a los ingenuos.
Quienes hacen de sirenas ocultan sus verdaderas intenciones. Atemos nuestros principios y compromisos para blindarnos de las sirenas. Usted también las conoce.