El caótico tránsito SD
Los frecuentes  taponamientos en las vías de la zona metropolitana  trastornan la vida de la población

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El monstruo de mil tentáculos que cada día se agiganta y amenaza con devorar las entrañas de la ciudad Santo Domingo tiene un nombre: Tránsito. El contacto cotidiano con el mismo en las congestionadas vías de la ciudad causa nerviosismo, conflictos, impaciencia, desequilibrio emocional, impotencia, agotamiento, ira, irritación, ansiedad y violencia física y sicológica.

Todos los conductores le temen a enfrentarlo de una u otra forma, porque está presente en calles y avenidas desde las 7:30 a.m. hasta las primeras horas nocturnas. Su voracidad ha eliminado los conceptos “vías alternativas” y “horas pico”. Los endemoniados entaponamientos de vehículos ocurren a toda hora y afectan indistintamente a todas las clases sociales. Aquella promesa de  “hoy tapones, mañana soluciones” dejó de tener sentido hace mucho tiempo.

El  monstruo que trastorna la vida cotidiana en las vías de la agitada  Santo Domingo, con una población que supera los tres millones de habitantes, recibe adjetivos de todos los calibres. Pero hay tres que lo definen claramente, y significan exactamente lo mismo: “caótico”, “anárquico” y “desordenado”.

Caótico es utilizado frecuentemente para grandes titulares de periódicos. Significa anárquico, trastornado, embrollado, desordenado, enredado, incoherente, lioso, turbio, confuso y “desordenado”, que es lo mismo que alterar el orden de una cosa, salirse de la regla, excederse, que no tiene orden, que actúa fuera de toda disciplina y no sabe mantener el orden. “Anárquico” es sinónimo de confuso, desordenado, desorganizado.

Las instituciones responsables de organizar el tránsito en la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional han mostrado incapacidad para resolver el problema. En los últimos 20 años, la ciudad crece aceleradamente y con ella el parque vehicular, estimado en alrededor  de cuatro millones de vehículos, incluidas las motocicletas, las cuales suman el 50 por ciento del parque vehicular de la República Dominicana.

Se han celebrado decenas de seminarios, talleres, charlas, reuniones, se han hecho promesas y se han invertido cuantiosos recursos en estudios sobre el problema. Pero no hay, aparentemente, soluciones a corto o mediano plazo. La multiplicidad de instituciones dificulta lo que parece sencillo: planificar, organizar, regular y controlar el monstruo del tránsito en la capital.

De casi cuatro millones de vehículos, el 40 por ciento se concentra en la provincia  Santo Domingo y el Distrito Nacional. Los sindicatos de chóferes tienen el control absoluto y la supremacía en materia de transporte de pasajeros y, por consiguiente, imponen sus propias reglas en las rutas que operan.

El dominio se ejerce a través de sindicatos. Estos grupos tienen alrededor de 60,000 unidades de autobuses y minibuses de distintas capacidad de carga; más de 100,000 carros públicos o del “concho” y taxis organizados y piratas. La cantidad  de motocicletas supera el millón en la ciudad. Estos vehículos de bajo cilindraje participan en el 80 por ciento de los accidentes de tránsito del país, según las estadísticas oficiales.

Los megaproyectos viales, (el metro, los túneles, los elevados), en los que se han invertido cientos de millones de pesos, apenas han paliado el acuciante problema del tránsito en la capital. El embotellamiento de vehículos en la ciudad va de mal a peor. Es como una enfermedad crónica, que se agrava en la medida en que el tiempo avanza. Las instituciones responsables de aportar soluciones han mostrado incapacidad para enfrentarlo.

Causas, efectos

• El sistema de transporte urbano en la ciudad  Santo Domingo y el Distrito Nacional es  de baja capacidad. Viejos y destartalados carros del “concho” circulan día y noche, recogiendo y dejando pasajeros, guagüitas “voladoras”, autobuses y un activo e informal “motoconcho”. Todos estos vehículos incursionan en el negocio del transporte de pasajeros, sin muchas regulaciones.

• No hay suficientes unidades de amplia capacidad para suplir la demanda de pasajeros. El precario servicio que ofrece la OMSA es insuficiente, pues apenas moviliza el cinco por ciento de los usuarios del transporte y la casi totalidad de sus unidades están deterioradas.

• El Metro construido por el Gobierno no ha solucionado el problema ni ha llenado las expectativas. Sólo moviliza el  uno por  ciento de los pasajeros de la provincia Santo Domingo Norte y del Distrito Nacional.

• La provincia  Santo Domingo y el Distrito Nacional apenas han transformado  algunas de sus calles y avenidas en los últimos 25 años.

• La ciudad carece de la suficiente tecnología “de punta” para regular el tránsito, tales como detectores del volumen de tráfico, cámaras de circuitos cerrados y paneles de mensajes variables. Lo más avanzado   en esa materia son los “semáforos inteligentes”, instalados en el polígono central de la capital.

• Otras causas del problema: carencia de semáforos en concurridas esquinas, apatía de los agentes de la AMET, la falta de señalización en  vías y conductores  desaprensivos que violan de manera  sistemática la luz roja (si hay energía), poniendo en riesgo vidas humanas.

• Las gestiones municipales carecen de un plan efectivo de definición de las áreas de parqueo.

El estacionamiento indiscriminado, en ocasiones a ambos lados de la vía, genera conflictos.

• Calles y avenidas de la ciudad carecen de iluminación.

Hay zonas tan oscuras como la boca de un lobo, por falta de energía eléctrica o de bombillas. Como complemento, la inseguridad ciudadana, que empeora por   escasa o casi  nula vigilancia policial.

• En épocas de lluvia el tormentoso caos complica aún más la vida de los conductores. Las calles se inundan por falta de alcantarillado pluvial adecuado. Extensas áreas de la ciudad se convierten en lagos artificiales, iniciándose  un pandemónium que dura horas y nadie resuelve.

• La falta de educación vial es otro de los graves problemas que deben enfrentar las autoridades.

La mayoría de los conductores ignoran las señales “ceda el paso”, “no estacione en esta área”, “pare”, “doble vía”, “una vía”, “no doble en U” y “no gire a la izquierda”.

Las estadísticas oficiales revelan que el 90 por ciento de los accidentes de tránsito son ocasionados por el factor humano.

• Chatarras en la  vía pública, talleres de mecánica en las aceras, quioscos, mercados ambulantes y otros obstáculos trastornan el tránsito urbano.

También problemas de limpieza, de ornato y contaminación visual y ambiental.

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Los responsables

Dirección General de Tránsito Terrestre  Oficina Técnica de Transporte Terrestre, Oficina para el Reordenamiento del Transporte , Autoridad Metropolitana del Transporte  y Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Dueños del negocio

En materia sindical, la provincia Santo Domingo y el Distrito Nacional  constituyen una mina inagotable y que va en aumento. Los gremios de chóferes dominan el escenario. Todos están afiliados a la Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción (Fenatrano), al Consejo Nacional de Transporte, a la Central Nacional de Transportistas Unificados (CNTU), así como al Movimiento de Chóferes del Transporte (Mochotran).

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