El capitán no tiene quien le escriba

El capitán no tiene quien le escriba

Por una supuesta ley de moral que existe en las elecciones del Pabellón de la Fama del país algunos actores de primera línea no están en el Salón de la Fama, que es lo más grande que puede adquirir un ser humano que dedicó su vida a la práctica del deporte.
Nuestra sociedad es muy dada a señalar y seleccionar víctimas que se convierten en señuelos de francotiradores que en su mayoría se presentan a juzgar carreras destacadas por errores fuera de la duela deportiva. ¿Los que eligen no cometieron errores? ¡Habría que ver!
Figuras como Tepo Tapia, para muchos el segundo mejor guard tirador solo por detrás de Iván Mieses, no tiene quien le escriba.
Si encestar más de 3,500 puntos y ser parte del seleccionado nacional más de diez años no es ser inmortal, pues haré una cita con mi pariente César Mella esta semana.
Luis Méndez, piloto del siglo elegido por la FIA, no por carita ni por fiscales de moralidad, seleccionado por la Federación Internacional de Automovilismo “Piloto del Siglo”, en su país no es Inmortal del Deporte. Qué decir de Héctor Báez, quien además de buen jugador fue un gran técnico, gerente y gran propulsor del baloncesto en América Latina, tampoco está en el “salón de los moralistas”, perdón de los Inmortales del Deporte de su país. Héctor tampoco tiene quien le escriba.
Y qué podemos decir de Soterio Ramírez, con números, hazañas y proezas dentro del basket. Un hombre que nunca se ha bebido un trago, pero no está porque es empleado del Gobierno y hay una ley que lo prohíbe. Es una comedia de esas que se hicieron famosas en el viejo Show del Mediodía con libreto de Luisito Martí. ¿Qué más podemos decir?
Pedro Guerrero, el pelotero dominicano más famoso de los años 80 tampoco está en el Salón de la Fama. ¿Por qué? ¿Fue acusado? ¿Qué hizo? Quizás se equivocó en una ocasión pero duró décadas imponiendo su fino bateo en Grandes Ligas.

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