El capítulo que inicia la PGR

El capítulo que inicia la PGR

César Pérez

En nuestra historia política nunca había tan lejos el brazo de la Justicia

Coral, el nombre que le ha dado la Procuraduría General de la República a la operación para apresar un grupo dedicado a actividades operaciones evidentemente dolosas, alude a los corales marinos, igualmente a voces que cantan en coro. Por los implicados, y por quien se dice era el director coral, esa operación puede ser, hasta ahora, la más devastadora acción contra el entramado de corrupción que sirvió de soporte a los gobiernos del PLD.

También será un golpe demoledor contra los intentos de recomposición de la imagen de ese partido y del disminuido Danilo Medina, porque de una u otra forma este deberá explicar cómo es posible que además de ese, en su entorno existiese otro grupo llamado Pulpo, acusados ambos de asociación de malhechores.

En efecto, nadie en su sano juicio puede dejar de preguntarse cómo es posible que, por la magnitud de las acciones, la sistematicidad de las mismas en tiempo y espacio en que se desarrollaron y la cercanía con la máxima autoridad del país esta no tuviera información sobre esos hechos, no solo de parte de los órganos de seguridad del Estado sino, por lo menos, del rumor que pudiese estar circulando en su íntimo entorno familiar o político.

Si no la tuvo pecó de incompetente en el ejercicio de sus funciones y si las escuchó y no actuó en consecuencia, las encubrió y obstaculizó una eventual acción judicial, faltando a su compromiso de cumplir y hacer cumplir las leyes. En cualquiera de esas circunstancias ha debido tener una responsabilidad, por acción u omisión, que debe explicar a la Justicia

Durante el ejercicio de su poder, sobre todo al final, Danilo y su partido dieron muestras de no entender que nada es para siempre y uno se pregunta por qué. Una respuesta podría ser que el poder embriaga a la generalidad de quienes lo ejercen en cualquiera de sus formas.

En la esfera de la política a veces este se practica en una suerte de orgía, y cuando esto sucede se crea un ambiente orgiástico donde sus detentores pierden todo sentido del límite, asumen un irrefrenable gusto por la transgresión que los lleva hacia un impúdico desparpajo y a una propensión a exhibir sus haberes de la manera más ostensible.

Ese tipo de comportamiento se hace a la vista de todos, principalmente de quienes están cerca de sus autores, sean estos familiares o superiores jerárquicos en la esfera pública.

Son muchos los caminos que conducen hacia un cambio de régimen, en muchos países la acción de la Justicia ha sido determinante para producirlo.

Por consiguiente, esta nueva acción de la PGR, además de otras en proceso de ejecución, podría impactar en el sistema político dominicano y en la sociedad con consecuencias determinantes para abrir un proceso que conduzca hacia su institucionalización y democratización con perspectivas de ser irreversible, por lo menos a mediano plazo.

Por tanto, apoyar esas y otras iniciativas del Ministerio Público y su emblemática principal figura, constituye una ineludible apuesta política.

Nunca, en nuestra historia política, el brazo de la Justicia había llegado tan lejos. El apresamiento de parte del estrechísimo círculo de un expresidente de la República, obliga a este a rendir cuentas por los actos que se le imputa a lo que fue su entorno. Exigirlo es la mejor vía para materializar los reclamos de justicia hechos en las marchas de Marcha Verde.

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