El carbón fue en 2014 responsable del 44 % de emisiones de CO2 a la atmósfera

El carbón fue en 2014 responsable del 44 % de emisiones de CO2 a la atmósfera

Bruselas. El carbón fue en 2014 el responsable de la emisión de 14,2 gigatoneladas de dióxido de carbono, es decir, el 44 % del total de emisiones de CO2 y más de un cuarto de todos los gases de efecto invernadero, según el informe “Atlas del carbón» publicado hoy por la fundación Heinrich-Böll y Amigos de la Tierra.

“No existe el carbón limpio, y Europa sigue siendo uno de los principales consumidores, pese a sufrir daños en su medio ambiente provocados por grandes proyectos de minería de carbón, especialmente en Alemania”, denunció la presidenta de la organización Amigos de la Tierra Internacional, Jagoda Munic.

Según Munic, la Unión Europea (UE) se resiste a la eliminación progresiva de esta fuente de energía porque “es presa del poderoso cabildeo del carbón industrial».   La organización ecologista asegura que “Europa necesita cambiar su sistema energético antidemocrático, irresponsable e injusto y adoptar otro justo, controlado por la sociedad y que proporcione seguridad climática».

También señala que la demanda global de carbón “sigue al alza” y crecerá un 2,1 % anualmente hasta 2019.   La mitad del consumo mundial se concentra en China, el mayor consumidor e importador global de carbón.   Resalta también que la empresa King Coal genera el 43 % del total de la energía en Alemania.   Un total de 35 grandes empresas productoras de carbón son responsables de un tercio de las emisiones globales desde 1988, según el informe.

Sin embargo, los ecologistas sostienen que el consumo de carbón para producir energía decaerá “a medio plazo” y sostienen que “incluso en China hay signos de que el consumo ha llegado a su máximo».   Amigos de la Tierra y la fundación Heinrich-Böll consideran probado que un aumento de la proporción de energía renovable en la UE es compatible con los requisitos de las economías industrializadas.

Añaden que dicho incremento tendría “efectos importantes” en la innovación y el empleo y requeriría que los países de la Unión mejorasen sus mecanismos políticos para “lograr una transición a una era sin emisiones».

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