El Caribe como multidestino

El Caribe como multidestino

Dentro de los tantos debates surgidos a partir del inicio de las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre la República Dominicana y los Estados Unidos, ha sido notoria la ausencia de un sector líder y preponderante en la economía criolla, el turismo.

A pesar de que este sector ha sido tomado en cuenta en las negociaciones, dentro del capítulo de servicios, no ha sido un tema que haya generado mucha discusión, ya que por su singularidad, ha sido totalmente abierto, no sólo para el mercado estadounidense, sino también para el resto del mundo.

Esto ha permitido que no represente peligro o amenaza, lo que sin lugar a dudas es el principal motivo de reacciones adversas de nuestro sector empresarial.

Al margen de todo esto parecería que, como hemos reiterado en ocasiones anteriores, el vaso lo vemos casi siempre medio vacío, en vez de medio lleno.

Si bien es cierto que no hay peligros inminentes o eventuales, como en el caso de otros sectores, entiendo que a partir del TLC con Estados Unidos, habrá un gran portafolio de oportunidades para el crecimiento y consolidación de un turismo, y por ende, una alta rentabilidad económica y social.

La oportunidad que representa este acuerdo para el sector tiene muchos y diferentes aspectos. Como ejemplo, quiero desempolvar nuevamente el tan mencionado y estudiado modelo del turismo multidestino.

Independientemente de que los centroamericanos, quienes recién terminaron sus negociaciones con los estadounidenses, pudieran considerarse novatos en relación con los dominicanos en lo que a turismo respecta, los ministros del área ya se han reunido para diseñar una estrategia encaminada a ofertar un turismo multidestino y multicultural agregando valor al cliente a través de una economía relativa a la escala de un solo país: ¿Seis países por el precio de uno?

Los Estados Unidos poseen el turismo más activo del mundo y el de mayor consumo. No obstante, dentro de sus preferencias siguen estando las islas caribeñas, a las que les une cierta relación política, como es el caso de Puerto Rico.

Dicho sea de paso, será anfitrión de la Segunda Ronda Oficial de Negociaciones del TLC entre República Dominicana y Estados Unidos.

Los hermanos puertorriqueños, tomando en cuenta la potencialidad de negocios con los dominicanos y apoyándose en el TLC, han propuesto formalmente el financiamiento de sus propios recursos de proyectos y programas que promuevan el comercio entre las dos islas y el fortalecimiento de la capacidad comercial de los dominicanos, como forma de legitimar sus inversiones y los eventuales beneficios que traerá este acuerdo.

Es una gran oportunidad para que los empresarios turísticos nacionales y extranjeros, que han estado un poco al margen del TLC, generen ideas progresistas e innovadoras para conseguir ventajas competitivas que permitan mantener nuestro liderazgo regional y, más aún, convertirnos en el principal destino para un mercado que consume tres veces más dólares diariamente, con el que en promedio contamos: el mercado de los turistas estadounidenses.

Si lográramos, por ejemplo, crear las condiciones para que las inversiones en Puerto Rico de cadenas estadounidenses puedan generar valor hacia nuestra capacidad de servicio a través de tecnificación y capacitación, garantizando calidad similar en ambos destinos, pudiéramos establecer una relación de mutuo beneficio: Ganar Ganar, ellos con nuestros atractivos costos relativos, y nosotros con su alta tasa de consumo por turistas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas