El Caribe debe apostar a la paz

El Caribe debe apostar a la paz

RUBÉN SILIÉ
El Gran Caribe es una zona donde es imprescindible que se trabaje intensamente por la creación de una sólida cultura de paz, valiéndose de la educación, la ciencia y la cultura. 

El concepto puede ser entendido como valores compartidos, actitudes y comportamientos basados en la no violencia y en el respeto por los derechos y libertades fundamentales, comprensión, tolerancia y solidaridad. Esto se origina en la participación, autoridad conferida de los marginalizados, y en el intercambio y libre flujo de información.

Para la UNESCO “la paz no es únicamente la ausencia de conflicto, sino que requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en donde se anima al diálogo y los conflictos se solucionan en un espíritu de comprensión y cooperación mutuas. ”[2] 

De acuerdo a la visión de UNESCO, el conflicto que surge de la diversidad puede ser positivo cuando es confrontado por respuestas activas, no violentas que promueven la transformación de la competencia violenta en cooperación para compartir metas, y la programación de la cultura de paz se refiere a la visión y proceso de colaboración entre los gobiernos y la sociedad civil.

El conflicto violento, ya sea espontáneo u organizado, causa pérdidas humanas y materiales enormes en todo el mundo, y origina costos tremendos para la construcción de la paz post-conflicto, incluyendo reconstrucción física y rehabilitación social. Es obvio que la prevención de dichas pérdidas y los costos subsiguientes es deseable, si no es que crecientemente imperativo, tanto en términos humanos como financieros.  La prevención del conflicto violento también es vital para el desarrollo sostenible económico y social, incluyendo el que se da mediante el comercio, el turismo, el transporte y el intercambio cultural productivo. Abordar las causas del conflicto – tanto originarias como las más cercanas-es beneficioso para el diseño de políticas productivas.  Algunas de dichas causas son por su naturaleza, internacionales, y por lo tanto, requieren cooperación internacional si se desea que las respuestas sean efectivas.

Para el logro de esos objetivos, sería muy importante tomar en cuenta los programas que vienen desarrolando la UNESCO, organismo que por varios años viene coordinando de una manera integrada con otras instancias de Naciones Unidas, así como con instancias gubernamentales, y ONG, el desarrollo de una metodología para la paz basada en valores culturales. 

Esto incluye esfuerzos en los campos de la educación, la ciencia y la tecnología con respecto al comportamiento del desarrollo y valores hacia la paz, así como la vinculación del concepto de una cultura de paz a la democracia y la soberanía.

Al crear apoyo para una iniciativa de prevención de conflicto en el Gran Caribe, el principal interés proviene del vínculo entre seguridad y estabilidad, lo cual es vital para evitar pérdidas costosas de vidas y propiedades y para estimular el desarrollo económico mediante el comercio liberalizado y otros intercambios de colaboración.

El malestar social o el conflicto violento obstaculizan severamente la capacidad de la región para funcionar y desarrollarse en términos de las principales áreas de la AEC-comercio, turismo, transporte y desastres naturales.

Algunos han argumentado que la equidad social y una sociedad civil fuertes dentro de la región pueden ser logradas mejorando primero la oportunidad económica.

Por lo tanto, mediante un enfoque de solución temprana y tranquila de problemas, la asociación con otros actores sean interno o externos a la región, contribuirían a fomentar un ambiente que permitirá la creación de una cultura de paz y prevención de conflicto en el Gran Caribe.

Esto podría constituirse en una base para el desarrollo sostenible con prosperidad económica y social.

El doctor Rubén Silié Valdez es el Secretario General de la Asociación de Estados del Caribe. 

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