Son dominicanas y dominicanos, entre otros, quienes gozaban de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de la Constitución proclamada el 26 de enero del año 2010, de acuerdo al numeral 2 del artículo 18 de la referida Carta Sustantiva y los derechos que derivan de la ciudadanía solo se pierden por condenación irrevocable en los casos de traición, espionaje, conspiración; así como por tomar las armas y por prestar ayuda o participar en atentados o daños deliberados contra los intereses de la República, según lo establece el artículo 23.

Acogiéndonos a las citas constitucionales previamente invocadas, se debe reconocer que la sentencia TC/0168/13 del Tribunal Constitucional que pretende establecer jurisprudencia en materia de nacionalidad se ha excedido en su afán de hacer caso omiso al consejo hercúleo de no traspasar los pilares, que de acuerdo a la mitología griega representaban los límites del mundo ubicados en el Estrecho de Gibraltar y por el contrario ha ido “plus ultra” “más allá”, como le aconsejara Luigi Marliano al entonces futuro emperador Carlos l de España, quien simultáneamente sería Carlos V de Alemania, que fuera en sus “conquistas”.

Al igual que Juliana Dequis Pierre, miles y miles de dominicanos que habían adquirido dicha nacionalidad al amparo del ordenamiento jurídico que les era vinculante, han sido víctimas de esa extralimitación judicial evacuada por el Tribunal Constitucional, pues no se trata de extranjeros y para ser más específico no se trata de haitianos, objetivos directos de la xenofobia vertida en ese documento, se trata de ciudadanos dominicanos que habían nacido tales, con documentación que certificaba su nacionalidad, hasta que de repente le informan que letras muertas acaban de despojarles de su ciudadanía viva.

Es evidente que nos encontramos ante un proceso involutivo en materia de derechos, pues desde un organismo del Estado, constitucionalmente establecido, se le notifica a dominicanos que ya no tienen esa nacionalidad y que en su lugar tendrán un permiso transitorio para estar en el país.