El caso Olivo obliga a hilar fino

El caso Olivo obliga a hilar fino

El caso Blas Olivo se complica. José Miguel Rodríguez Almonte, el presunto jefe de la banda de sicarios que asesinó al periodista, fue muerto a tiros dentro de su celda de la cárcel de Monte Plata, por policías a los que habría recibido a balazos cuando iban a requisar el lugar. La primera complejidad que hay que despejar es quién y cómo hizo llegar un arma de fuego a manos de este hombre, que por la peligrosidad que se le atribuía estaba en un recinto de máxima seguridad.

Rodríguez Almonte no era un preso cualquiera. Se le atribuía un rosario de homicidios y asaltos a mano armada, entre los que se cuenta el de Blas Olivo. Su muerte en un intercambio de disparos, cuyas circunstancias hay que desmontar pizca por pizca, coloca en la investigación de la muerte del periodista un paréntesis de incógnitas que despiertan legítimas sospechas. ¿Quién se beneficia con el silencio de esta ficha clave?

El jefe de la Policía dijo hace poco que el asesinato de Olivo es un caso complejo. Después de este incidente las complejidades se han multiplicado. Los familiares de Blas habían pedido insistentemente que se garantizara la integridad física de los implicados en ese homicidio. Extraña que las autoridades descuidaran tanto el aspecto seguridad, que hasta fue posible poner una pistola en las manos de este reo. La investigación del caso Olivo obliga a hilar muy fino.

FRACASO MILITAR Y VICTORIA POLÍTICA 

En los sucesos ocurridos desde las expediciones de Constanza, Maimón y Estero Hondo hasta el colapso de la dictadura de Rafael Trujillo son escasos, por no decir que nulos, los éxitos militares de los revolucionarios que ofrendaron sus vidas. Pero en cada palmo hubo un éxito político que aceleraba la caída del régimen de oprobio y que encendía y avivaba cada vez más la chispa de la libertad que empezó a destellar desde aquel 14 de junio de 1959.

El pueblo dominicano tiene una deuda de gratitud para con los héroes de aquella gesta que iluminó el camino hacia la libertad, y la mejor manera de corresponder a su ofrenda es mantener en alto los principios patrióticos que impulsaron a estos dominicanos a sacrificar sus vidas en una lucha militarmente desigual, pero políticamente invencible.

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