El caso de Sosúa demanda luz

El caso de Sosúa demanda luz

A pesar del tiempo que se han tomado los investigadores y de que ya se han repartido sanciones y amonestaciones contra  tres generales de la Policía Nacional, a quienes se atribuye procedimiento burdo durante el allanamiento, todavía permanece en  nebulosa inexplicable el caso de la muerte a tiros de un ciudadano alemán y la desaparición de al menos 60 millones de pesos durante un suceso escandaloso ocurrido en Sosúa. Las sospechas apuntan a que la operación y la balacera ocurrida durante su desarrollo fue una conspiración montada para simular un decomiso de armas y aprovechar para cargar con dinero, joyas y otras pertenencias de   los extranjeros.

Las autoridades han soltado pocas prendas sobre este suceso, a pesar de que ya han actuado contra personal de alto rango.  Las primeras versiones definieron el caso como el decomiso de un arsenal de armas en poder de ciudadanos alemanes, pero las autoridades han debido cambiar los argumentos para ajustarlos a lo captado por cámaras instaladas en la residencia escenario de los hechos. Uno se pregunta cuántas operaciones similares, cuántos intercambios de disparos, son en realidad montajes para tratar de justificar resultados. La Policía y el Ministerio Público están en el deber de desmontar ante el público, pieza por pieza, este suceso escandaloso en el que hay  responsabilidades que no deben  quedar en las sombras.

SOBRE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Nuestros índices de violencia intrafamiliar no solo son altos en el ámbito de las parejas, sino que también arrojan cifras escandalosas en cuanto a maltrato de los hijos. El Análisis de la Situación de la Infancia y la Adolescencia en la República Dominicana 2012, presentado ayer en el Palacio Nacional,  arrojó que en el 67.4 por ciento de los hogares dominicanos se castiga física o psicológicamente a los hijos, inclusive  niños afectados por  algún tipo de discapacidad física o mental.

Se necesita un mayor esfuerzo para sancionar ese tipo de violencia intrafamiliar, así como la que tiene que ver con la actitud irresponsable de padres  que ni dan pelas ni dan leche, porque no intervienen en la crianza de los hijos. Ese estudio desnuda profundas debilidades de nuestros esquemas de protección de niños, niñas y adolescentes, cuya influencia no se deja sentir en los   hogares.

 

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