El castigo del cuerpo

El castigo del cuerpo

Claudio Acosta

El castigo del cuerpo.- Por lo que ha declarado, a raíz de la lluvia de querellas que la ha caído encima, queda claro que Angel Martínez, el falso detective, no se hace cargo todavía de que todo lo que está ocurriendo, y lo que falta todavía, es consecuencia de sus acciones. Ayer el comunicador, quien se ha declarado (no se rían, por favor) un “preso político”, debió comparecer de nuevo a los tribunales, en esta ocasión para responder por la querella por difamación en injuria que interpuso en su contra la Ministra de Interior y Policía, Faride Raful, que el juez del Primer Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional aplazó para el próximo lunes a las 12:00 del mediodía.

Martínez ya dejó atrás, porque la realidad de los hechos le está golpeando en la cara, la actitud desafiante y soberbia de los primeros días, que parece haber cambiado por la estrategia de tirarse a muerto, como para que le cojan pena; pero la justicia no funciona así, mucho menos después de agraviar e injuriar a tanta gente durante tanto tiempo. Que fue lo que hizo cuando los periodistas lo abordaron al salir de la audiencia para conocer su reacción a esta nueva querella. “Perdiendo el tiempo conmigo, porque yo no tengo cincuenta millones para dárselo a una señorita (Faride Raful) porque yo vi unos videos. Señores, qué despilfarro de dinero y de recursos contra un anciano”.

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Resulta evidente, sin embargo, que para injuriar y difamar su edad, ni tampoco sus supuestas afecciones cardíacas, fueron un obstáculo, por lo que tampoco pueden servir como justificación de sus acciones y, mucho menos, como medio de defensa en un tribunal de justicia. Su situación se agrava con el hecho de que sus querellantes se han mostrado dispuestos, y así lo han declarado de manera enfática, a llevar sus demandas hasta las últimas consecuencias sin importar el tiempo que duren los procesos. Lo que simplemente quiere decir que Angel Martínez, el falso detective, se está dando cuenta, de la peor manera posible, porqué dice un refrán popular que la lengua es el castigo del cuerpo,

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