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El escritor nicaragüense Carlos Tünnermann, en la página 56 y siguientes de su libro “La Educación Superior en el Umbral del Siglo XXI” describe la situación en que se encontraban las universidades latinoamericanas antes de la Reforma de Córdoba de 1918: “Las Universidades, encasillada en el molde profesionalista napoleónico y arrastrando en su enseñanza un pesado lastre colonial, estaban lejos de responder a lo que la América Latina necesitaba para ingresar decorosamente en el siglo XX y hacer frente a la nueva problemática planteada por los cambios experimentados en la composición social, debido a la urbanización, la expansión de la clase media y la aparición de un incipiente proletariado industrial. Esos esquemas universitarios, enquistados en el pasado, necesariamente tenían que hacer crisis al fallarles la base de sustentación” -fin de la cita- Como puede observarse, las universidades latinoamericanas de esos tiempos, reflejos fieles de las estructuras sociales que los movimientos independentistas consolidaron, conservaban su carácter de academias señoriales. El primer cuestionamiento serio de la Universidad latinoamericana tradicional surgió en 1918, en La Argentina, no fue en Buenos Aires como era de esperarse, sino en Córdoba, una pequeña ciudad atrapada entonces por el espíritu colonial, casi sin industrias, carente de una poderosa clase media, adormecida desde siglos por pesado sopor hispánico y clerical. Desde allí franqueó sus límites a toda La Argentina, asumió luego bríos y se instaló durante más de un década en todo el continente.
Hasta la República Dominicana llegaron los vientos de la Reforma de Córdoba. En efecto, el historiador dominicano Franklin Franco, en su libro “Historia de la UASD y de los Estudios Superiores” se refiere a ello en términos parecidos a éstos que exponemos a continuación: El primero de abril del 1928, durante el régimen de Horacio Vásquez, los estudiantes universitarios fundaron la organización estudiantil Asociación Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU). Entre los objetivos principales de dicha organización figuraban la realización de una reforma universitaria a tono con el Movimiento de Córdoba de 1918, y la conquista de la autonomía Universitaria. Pero, la ANEU no pudo avanzar en su empeño de convertir la Universidad de Santo Domingo en una institución a tono con los nuevos tiempos, debido al terror y miedo en que se vivía aquí a raíz del ascenso al poder de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
El Movimiento originado en Córdoba se constituyó en el primer cuestionamiento serio de la universidad latinoamericana tradicional. El año de su fundación, 1918, señala el momento del ingreso de la América española en el siglo XX. Fue el primer cotejo importante entre una sociedad que comenzaba a experimentar cambios en su composición interna y universidades enquistadas en esquemas obsoletos.
Según Carlos Tunnermann, Luis Yarzábal, Germán Arciniegas y otros estudiosos consideran que la Reforma de Córdoba representa hasta nuestros días “la iniciativa que más ha contribuido a dar un perfil particular a la universidad latinoamericana”. Nacida como se ha dicho “de la entraña misma de América” cuenta a su favor una aspiración de originalidad no siempre lograda.