El centenario del nacimiento de Bienvenido Bustamante

El centenario del nacimiento de Bienvenido Bustamante

Fabio Herrera Miniño.

El pasado 27 de febrero se conmemoró el centenario del nacimiento de un gran musico dominicano Bienvenido Bustamante en San Pedro de Macorís, una dinámica población con el rugir cotidiano de las locomotoras acarreando sus cargas desde y hasta el puerto del río Higuamo.

En aquel Macorís de leyenda vivió el niño Bienvenido sus primeros años que apoyado en el sonido cotidiano de las locomotoras fue creciendo en un ambiente hogareño del arte en que su padre conocido como Pepino le impartió las primeras lecciones de música y de donde nació su pasión por el clarinete.

Como niño, Bienvenido tuvo una educación privilegiada por la calidad de sus progenitores lo cual lo manifestó con su apasionada vida musical que lo llevó a escalar las mas altas posiciones musicales que lo consagró como un cultor de la música clásica lo cual lo demostró en su variada lista de arreglos y composiciones. Trabajó en la Voz Dominicana, ya traída de desde Bonao por su fundador, al lado de los grandes compositores internacionales como Enrique Casals Chapí y Avelino Muñoz lo que le permitió profundizar y forjarse un sólido nombre de compositor y de arreglista que lo llevó a ganar diversos concursos musicales a la vez que brotaba de su genio la famosa Suite Macorís, su concierto de clarinete Fantasía Criolla, también su suite Macorís.

Puede leer: Leyendo entre líneas declaración equipo FMI Articulo IV

La vida de Bienvenido se distinguió por su sencillez en su trato y la aureola de cariño que emanaba de su entorno permitiendo a los que se le acercaban sentirse en confianza y formar sólidas relaciones de amistad y de compañerismo en el trabajo que lo ejecutaba con alta profesionalidad. Los que acudían a él para aprovechar sus conocimientos concitaba un notable respeto y cariño como en los años que formó parte de la Orquesta Sinfónica Nacional mientras sostenía una apretada vida musical con sus arreglos y composiciones para los intérpretes dominicanos y extranjeros de mayor nombradía. Fue un habitual ganador de los diversos concursos que eran muy populares y codiciadas sus premiaciones en los finales del siglo XX.

San Pedro de Macorís tuvo la acogida de los primeros hidroaviones que en el estuario del río Higuamo amarizaban los de la icónica línea PANAMERICAN que servía de fondo al trajinar de las locomotoras que llegaban de los centrales azucareros de la región que traían su azúcar para exportación.

A la vez permitía el intercambio con lo demás ingenios de la pradera oriental. Entre esos ingenios se encontraba el Santa Fe, Porvenir, Consuelo, Las Pajas, Angelina y Quisqueya.

Entre el ruido de las locomotoras y sus vagones cargados, ya fuera de caña o de azúcar preparado para la exportación, atravesaban las polvorientas calles de San Pedro de Macorís con sus cargas a los barcos que esperaban para llevarla o traerla de ultramar.

Fue en ese ambiente tan variado y cosmopolita que vivió Bienvenido después que años antes había pasado la famosa danza de los millones que colocó a Macorís como un centro dinámico de la actividad comercial y a la vez la cultura era la presea que se llevaba con mucho orgullo en la comunidad que se enriqueció notablemente en las primeras décadas del siglo XX con la migración cubana. Bustamante falleció el 15 de noviembre del 2001.