“El cepillo de dientes” absurdo, individualidad y humor

“El cepillo de dientes” absurdo, individualidad y humor

La obra “El cepillo de dientes”, del autor Jorge Díaz, escrita en 1960, fue estrenada en nuestro país en 1993, en la sala Ravelo, dirigida por Luis Manuel Aguiló y actuada por Kenny Grullón y Yamilé Scheker.

Veinticinco años después, “El cepillo de dientes” regresa con abundante pasta, y accionado por las diestras manos de Manuel Chapuseaux, a la nueva sala Studio Theater de Acrópolis Center, con el protagonismo de dos jóvenes figuras: Cindy Galán y Patricio León.
“El cepillo de dientes” es un juego burlesco, una especie de farsa con elementos del absurdo; el cepillo es un simbolismo, metáfora de la ‘intimidad o individualismo’, que utiliza Jorge Díaz, como gran visionario, para mostrar de manera sarcástica, la sociedad superficial de su tiempo, donde norma la manipulación y la mentira, una sociedad que no es otra que la de hoy, pero potencializada.
La obra trata de un matrimonio pequeño burgués agobiado por la paradoja de la incomunicación y la soledad, que tiene necesidad de hablar, pero solo discute, y estas discusiones se convierten en catarsis, que les permite liberarse del fantasma de la rutina agobiante de la cotidianidad. Eso los lleva a elaborar una serie de artificios y juegos fantásticos, eminentemente eróticos, muchos de ellos extraídos de periódicos, como el supuesto feminicidio.
La puesta en escena inicia con una especie de prólogo donde “Ella” –Cindy Galán– devaría, nos cuenta sobre su matrimonio, la carga que representa el hogar y la obligación de servirle al hombre, en todos los sentidos (hay implícita una posición feminista frente al machismo). El momento se torna agradable cuando, en una especie de embeleso, ella canta los primeros fragmentos de “Un bel di vedremo”, aria de la la ópera “Madame Butterfly”.
“Él” –Patricio León– hace su entrada y, disipado, pone sus discos, escucha los tangos de Gardel. Se inicia un divertimento, un juego actoral fascinante, que constituye un verdadero reto para los actores; el histrionismo de ambos se decanta en los continuos cambios de actitud, y el humor –presente siempre– convierte las transiciones en un verdadero deleite para el público.
La obra alcanza un clímax cuando “él” se da cuenta de que ha desaparecido su cepillo de dientes, al que considera más que un objeto personal, un refugio de su individualidad, y “ella” le cuenta que lo ha usado para limpiar sus zapatos, entonces él, tras este atentado, estrangula a su mujer y la esconde en el dormitorio. La escena es patéticamente hilarante, termina el primer acto. El segundo acto inicia con los devaneos de “El” con la doméstica Antona. Cindy Galán logra aquí un momento estelar por su graciosa forma de hablar y desenvoltura en su accionar; Antona insiste en limpiar el dormitorio, lo que él trata de evitar, finalmente descubre el “cadáver” y vuelve a ser “Ella”. Entonces se produce el caos, la escena se convierte es una vorágine de movimiento, todo cae, mientras en un desenfreno total, sobreviene el fin… todo ha sido una farsa, una ficción, “teatro dentro del teatro”, el absurdo lo justifica todo.
La actuación de Patricio León ha sido estupenda, es un actor versátil, especialmente dotado para la farsa, la que asume con la elocuencia del gesto y el movimiento corporal, maneja con tono enfático la ironía y las inflexiones hilarantes. Cindy Galán nos ha sorprendido, es una actriz con un verdadero potencial dramático y gran creatividad expresiva, además de buena entonación.
“Ella” ha sido ella, matizada con su propia mismidad.
La escenografía mínima, solo con los elementos necesarios, es de buen gusto y funcional. La mesa del comedor es el centro, campo de batallas de sus interminables disquisiciones, buen trabajo de Juna Manuel Gautier. La música es otro componente que le da frescura y enriquece la propuesta.
Felicitamos a “Exprésate Dominicano” por la labor que viene desarrollando en pro del teatro y la cultura de nuestro país. Exhortamos a los amantes del teatro a ver este “El cepillo de dientes”.
Agradezco de todo corazón, la distinción de que fuera objeto al dedicarme estas presentaciones. Gracias.

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