El cerebro de los distraídos (atención)

El cerebro de los distraídos (atención)

La atención es un concepto complejo que ha evolucionado a través de la historia de la piscología. Es fácil comprender que muchas de las pruebas de marcadores de atención no miden lo mismo.

También sabemos ya que la atención no es unitaria, que la constituyen componentes diversos  (atención selectiva, nivel de activación, funciones ejecutivas múltiples…). Todos los conocemos, los eternos despreocupados, viven en “Belén con los pastores”, es una distracción por temperamento, son así desde su nacimiento y solo ponen atención a las cosas de su interés. No quiere decir que cuando usted olvida las llaves de su automóvil o que usted se haya puesto un poloshirt al revés ya esté usted en el grupo de los distraídos, ni mucho menos, o que se esté iniciando un Alzheimer,  atormentador merodear del médico alemán, esto solo cobra importancia si acontece con frecuencia, y máxime si pasa después de unos avanzados “ta”.

Pero anímense los distraídos del mundo, son superiores. En mayo del pasado año un grupo de investigadores ingleses, dirigidos por un neurocientista del Instituto de Neurología de Londres,  -donde  yo me formé como neurólogo-, el Dr. Ryota Kanai, demostraron que los distraídos tienen más sustancia gris en su preciado territorio cerebral y particularmente en la corteza parietal. Las  investigaciones publicadas en la revista científica “Journal of Neurosciene” con el título de Distractibilidad en la vida diaria es el reflejo de la estructura, función de la corteza parietal humana. La investigación con 145 pacientes estudiados con Estimulación Magnética Transcraneal, que es  de los instrumentos de investigación neurológica más modernos. Las técnicas de neuroimagen  confirmaron que cuando atendemos se activan distintas partes del cerebro. Se trataría de un sistema funcional o de redes anatómicas de atención, en el que estructuras diferentes parece desempeñan un papel esencial según la dimensión atencional implicada en cada situación particular.

Entre las variables estudiadas estuvieron atenciones a cuestiones del diario vivir, en la escritura y en la captación rápida de comandos. Sabemos que no es tan fácil  medir todos los componentes que participan en la atención. Desde el punto de vista anatómico  encontramos un panorama complejo por las diferentes áreas cerebrales que participan. El gran aporte de esta investigación ha sido que han descubierto las bases anatómicas del “despistado”. Los investigadores concluyeron en su trabajo, que a medida que el cerebro madura se van destruyendo neuronas y conexiones nerviosas en los procesos que ayudan a la curiosidad y por tener más sustancia gris sus lóbulos parietales ponen  mayor atención, focalizada a sus intereses. 

Imaginémonos el diario accionar en las vidas de  famosos  distraídos, como: Albert Einstein, Alba Edison, Winston Churchill, Luis Borges, Pablo Neruda, Alexander Fleming, Madame Curie, entre otros. Cualquiera quisiera pertenecer a ese exclusivo club de  despistados; sus contribuciones en todos los órdenes del saber y sus grandes aportes al desarrollo de la humanidad son conocidos. Cuando el prominente psicólogo inglés, Bernard Cattell, introdujo en los 60 los términos de inteligencia fluida e inteligencia cristalizada, para distinguir entre las habilidades heredadas para pensar y razonar y la contraparte – la cristalizada – que surge de la aculturación, el aprendizaje y la educación, dejaba rezagado el concepto de la velocidad perceptual en la valoración de las inteligencias. En conclusión está demostrado que los “distraídos” tienen más sustancia gris cerebral que los demás.

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