Como aun estamos en el mes del amor y la amistad y hace dos sábados tratamos el tema de cómo el inocente Cupido nos flecha el corazón y en verdad debiera decirse, nos flecha y a mí particularmente me flechó en el núcleo Accumbens, pues es en esa área cerebral donde en verdad se siente el agradable flechazo. Esta es una pequeña región profunda del centro del cerebro que nos da la habilidad de experimentar el máximo placer y la agradable recompensa. Situados en ambos hemisferios, es el área que más se evidencia cuando nos enamoramos, la cual penosamente no es el corazón. No quiero yo jamás pecar de ¨organicista¨ y robarle al palpito cardíaco, a la erección de los folículos pilosos, a las mariposas en el estómago su valor romántico junto el rubor del rostro de los enamorados. Esas acciones son secundarias a comandos cerebrales mediados a través de una combinación de neurohormonas y neurotransmisores: serotonina, dopamina, adrenalina y vasopresina: todo ello produce la llamada química del amor.
Trabajos de investigación con la resonancia magnética funcional (fMRI) liderados por Bianca Acevedo de la Universidad de California y publicados este 11 de febrero en el Behavioral Neuroscience hacen una revisión de la evolución del amor a largo plazo, ese que trasciende a la pérdida del ardoroso impulso inicial, del romanticismo impetuoso y desbordado, ese que nos hace cometer locuras y que a menudo nos incita a comportarnos en contra de la intuición, como por ejemplo, el colocar el bienestar de nuestros seres queridos por encima del nuestro, ellos demostraron que con el tiempo aumenta el apego (altruismo).
Los científicos actualmente piensan que es la evolución del altruismo lo que permite mantener una relación a largo plazo luego de pasar ese inicio pasional y que trascienda los años. Este se desarrolló en las distintas especies sociales como una estrategia escalonada para la supervivencia de los familiares y seres queridos. Fenómenos tan matizados como el amor y el altruismo implican mucha química. La oxitocina es un neurotransmisor que se ha afianzado a nivel popular como la hormona del abrazo. Si bien está involucrada en la confianza, la empatía, el apego, etc., hay otra hormona que también participa pero es menos conocida: es la vasopresina, que los científicos la han relacionado con los comportamientos de los enlaces en las parejas.
En definición simple, el altruismo es la tendencia de procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio. Es dedicarse al otro plenamente, sin pedir nada a cambio. La máxima expresión de esta acción es el amor filial, el amor materno. Las personas altruistas tienen más materia gris en una pequeña parte del cerebro, que también se relaciona con la empatía. Los últimos avances neurocientíficos indican que esta estructura cerebral está situada en la articulación termporo-parietal (un poco por detrás y encima de la sien).El desarrollo del altruismo no es solo biológico, también mediante la capacitación y adecuadas prácticas sociales pueden ocurrir cambios por la plasticidad de estructuras del cerebro por la activad neuronal en el área que hemos nombrado. Los territorios cerebrales como la amígdala y el núcleo pálido ventral, tienen ambos una concentración particularmente densa de receptores para la oxitocina y la vasopresina, lo que implica a estos neurotransmisores en la empatía y el altruismo y quizás en esas áreas estén generadas: la paciencia, la compresión, la condescendencia, la tolerancia y el amor, tan necesarias para el éxito de mantener una relación de larga data. Para explicar poéticamente lo perpetuo del amor cimentado en el apego, cito un poema de Yamira García en su oda: ¨ ¿Quiénes somos?…Armonía entre letras, murmullos y silencios, cómplices de largas horas de vigilia. Amantes del sonido de la lluvia y el arrullo del mar, el regalo de ver despertar el sol y el nacimiento de la noche. Amantes de la naturaleza, el buen vino, la gastrosofía, un buen lienzo. Las tristezas, las angustias, las alegrías, las risas, las esperas, los abrazos…Somos eso y más…Lo que escribimos día a día, somos tú y yo… Hoy y mucho y más mañana. Porque solo el amor engendra la maravillosa dicha de tenernos¨.