El cerebro es el que ama

El cerebro es el que ama

DR. JOSÉ A. SILIÉ RUIZ
(A los poetas con deferencias)

En muchas ocasiones los poetas se ha referido a el caso de la memoria, el cerebro y el amor, con esa sabia condición de poetas, se han preguntado muchas veces si el corazón era capáz de amar e inquiría dónde radicaba esa «fijación patológica que trasciende toda racionalidad» que llamamos amor.

En nuestra condición de medico neurólogo, dedicado a las neurociencias, pero por igual empedernido romántico que en ocasiones se ha atrevido a hacer poesía, no pudimos dominarnos en comentar el artículo del brillante poeta Tony Raful: ¿Es el amor algo mas que memoria? Y no niego que nos remontamos anos atrás cuando en el sótano de anatomía de la Facultad de Medicina, en nuestra condición de monitor ayudante de profesor, preparábamos los cadáveres para las clases de los estudiantes y al ver por primera vez el cerebro humano completo, no puedo negar luego de tantos anos que todavía sigue fascinado este mortal, con esa maraña de tres o cuatro libras, no más grande que un coliflor, con mas de 100 billones de neuronas y la suma aproximada de mas de 1000 trillones de sinapsis y conexiones entre una neurona y otra, debemos aceptar que es un órgano muy especial.

Trabajando sin ningún esfuerzo mayor nos permite el cerebro, que realicemos todas las funciones de la vida diaria, esas que no percibimos como, la circulación, el respirar, la digestión, de igual modo aquellas de las que si tenemos conciencia tales como: recordar, hablar, mirar, amar, tomar decisiones; todo mediante un intrincado y complejo sistema químico y eléctrico. Cuando amamos, el cerebro expresa su regocijo intimo a través de un sistema autonómico, y ordena que hormonas y mensajeros lleguen a través de nervios periféricos hasta los órganos dianas del amor: corazón, estomago, piel, pupilas, labios, para que se expresen todos esos órganos, en ese sentimiento que «nos enceguece para vivir una realidad suplente en la que casi nunca podemos acampar definitivamente» Acción que tiene implícita el bloqueo de lo cortical que da lógica y racionalidad al pensamiento, lo que el bien señala: » el amor es mas poderosos de todos los valores y sentimientos humanos porque cambia y transforma».

Una de las funciones superiores que nos permite conectarnos de manera armónica con nuestro entorno es la memoria, esta acción humana que nos da personalidad, razón de ser y de amar y que solo valoramos cuando se nos altera, cuando la evocamos y no nos responde rápidamente, tiene el cerebro una serie de vías o fascículos que mediante un sistema de evocación que actúa en milisegundos nos permite elaborar el pensamiento armónico y «ver» las imágenes que deseamos y en lo que implica el poder amar en todas sus variantes y matices.

No quiero ser yo jamás enemigo del poeta y negarle al amor sus de encantos y matices, pero si usted ha visto una persona sin memoria como seria un paciente con Alzheimer, con una mirada vaga, en el mayor desamor, sin afectos de ningún tipo, sin expresión de racionalidad simplemente porque no tiene memoria, no puede amar, no tiene referente. Si pudiéramos resumir el daño en su cerebro a un área de unos 3 cms en la zona entorrinal, porción inferior del lóbulo temporal en la profundidad cerebral del área hipocampica y mediado por unos a cuatro o cinco neurotransmisores, aceptaríamos que ahí radica el principal el control de la memoria humana,

El amor como acción inteligente, por lo menos en sus inicios, necesita de la sustancia gris cerebral, que si la pudiéramos extender tuviera el tamaño de una mesa de domino, nos articula los recuerdos y como área de asociación superior nos hace sentirnos satisfechos y felices ante ese «sentimiento flamígero de pasión» Penosamente todo es simple química y simple electricidad, neurotransmisores y receptores eléctricos en cada neurona.

Ahora bien, el cerebro es algo muy distinto del corazón. Refugio del secreto de lo que somos, se ve atacado desde todos los sentidos. Las neurociencias, o ciencia del cerebro, en esta gran modernidad tecnológica, nos enseñan su historia a través del tiempo, su génesis y funcionamiento tan complicado pese a todo. Así se comprenden mejor sus tormentos y se atenúa su sufrimiento. Prodigio admirable y frágil, le dio a los primeros vertebrados la seguridad necesaria para una mejor adaptación. Mas tarde, en el reino animal hizo brotar la armonía y logro que se manifestara la ternura que tanta falta nos hace hoy día como sociedad «globalizada». Pero quieran o no los poetas que aman el corazón, negándose a lo simple y material, solo el cerebro humano es capaz de inventar y de amar.

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