El cerebro político (y IV)

El cerebro político (y IV)

Reconozco que he sido osado, abusando de la benevolencia de mis amables lectores al insistir en un mismo tema,  pero es que la actualidad de lo tratado y la cantidad de información disponible obliga a esta cuarta y última entrega, de cómo el cerebro se comporta en la política.

En el libro ¨Cerebro y poder¨, el psiquiatra español Adolf  Tobeña reseña todas las crueldades y la erótica del poder mencionando todos sus elementos: orgullo, honor, dignidad, dominación, violencia, sexo, dinero, soberbia, placer, lujo, soborno, ambición, enemigos, desafíos, líderes y guerras, crueldad, manipulación, promiscuidades y pasiones.

El poder tiene todas esas cualidades, por eso el humano linaje siente una  gran fascinación por alcanzarlo. La  muestra, somos un país muy politizado en este que vivimos, todos ¨queremos lo nuestro¨. La biología humana no escapa a esa realidad,  sabemos que la más de las veces resultan premiados quienes reunen condiciones para la adulación y el bandidaje parasitario.

Los individuos astutos, dominantes, crueles, persuasivos, manipuladores y audaces son la más de las veces los óptimos candidatos para muchas de las posiciones de poder. De  una ojeada a la historia del universo, resaltarían Hitler, Calígula, Trujillo, Pinochet. Los menos serían los Gandhi, Mandela, Bosch…

Sigamos ¨conversando¨ sobre la candente realidad dominicana de las próximas elecciones y nuestro cerebro. Las elecciones se deciden en un ambiente de emociones, en un mercado lleno de camaleones, iconografía, pasiones, discutidos sentimientos morales.

Siempre convence más la oratoria mesurada con planteamientos objetivos,  donde el pensamiento lógico juega un papel secundario.

El psicólogo Drew Westen, en su libro ¨El cerebro político¨, opina que son tres las razones por las que se  vota, en este orden: por sentimientos hacia los partidos y sus principios, por admiración hacia los candidatos y, si no se ha decidido por lo anterior, entonces  sería por las coincidencias con las posiciones políticas de los candidatos.

El más prominente investigador  sobre cómo lo cognitivo nos induce a nuestras decisiones es Daniel Kahneman, profesor Emérito de Psicología de Princeton, Nobel de Economía, por su teoría de las perspectivas, la llamada psicología cognitiva en la economía. Sustenta que: el hombre siempre quiere ganar, reacciona con más virulencia ante las pérdidas que ante las ganancias, esto originó el concepto de ¨aversión a la pérdida¨.

Observa que hay los llamados comportamientos económicos irracionales, como aquel  que visita varios supermercados buscando los especiales pero gasta más en gasolina. También se da en la política,  es por una falla cerebral.

Nuestro cerebro comete  errores. Son  siete los pecados  capitales de la mala percepción;  nos hace errar cuando se toman decisiones importantes, nos equivocamos veamos por qué: al creernos  que la primera impresión  es la que cuenta, cuando entendemos que somos mejores que los demás, si pensamos ser poseedores de la verdad absoluta,  juzgando que la mayoría piensa como uno –error  común en la política-, asumiendo que debemos siempre compararnos, cuando pensamos que si dos cosas ocurren juntas, una es causa de la otra, y algo que es muy común al decidirnos,  cuando una errada percepción condiciona la respuesta. Como neurólogo, les aseguro que el cerebro decide en función de lo que cree, no de lo que ve. Es decir  vemos el mundo según ¨creemos¨ verlo. Haga usted  una  mesurada  elección presidencial, alguien que pueda hacer, no se  deje engañar.

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