El cerebro y la resaca

El cerebro y la resaca

La resaca es el malestar que nos produce la ingesta de alcohol,  definición simplista que no engloba la complejidad del término en los aspectos cerebrales y sociales. Los días pasados, hasta el “transferido” Día de Reyes para mañana, fueron y serán de grandes fiestas y de actividades que tienen implícitas la ingesta de alcohol. Repasemos la acción de esa sustancia adictiva, aceptada socialmente.

El alcohol es de las pocas sustancias que tienen una muy rápida absorción,  y alrededor de un tercio del alcohol ingerido pasa casi inmediatamente a la sangre a través de los pequeños capilares de las paredes del estómago. De manera lógica, si tenemos alimentos, la absorción de ese etanol será menor, hasta llegar al hígado, donde por un proceso de oxidación se le agrega oxígeno, y se convierte en energía para ser utilizado por el organismo. Este proceso por igual utiliza los riñones y los pulmones para su excreción, en menor cantidad. Parte de esto nos explica el tufo del día siguiente y el acrecentado orinar del que lo ingiere, también se agrega una inhibición de la hormona antidiurética a nivel renal.

¿Cuáles son los cambios que produce ese alcohol a nivel neuronal en el cerebro? El mecanismo básico para explicar la resaca es el hecho de que saca parte del agua que tienen las neuronas en su interior hacia el espacio extracelular, pero al fluir de manera importante al exterior, se lleva con ella potasio, sodio y otras sales minerales fundamentales para el funcionamiento neuronal. Es la explicación de porqué luego de una noche de juergas se tiene tanta sed, pues el cerebro termina deshidratado. Ahórrese el beber grandes cantidades de agua al acostarse, el proceso continuará inmutable hasta tanto no se metabolice todo el etílico circulante en el organismo, lo que se calcula más de  dos horas  a partir de la última copa.

Se acepta que en pequeñas dosis actúa como estimulante, pero luego de otras copas más, desminuye la tensión  emocional, pero por igual se socavan todas las habilidades cerebrales. La sensación de euforia y bienestar iniciales con las primeras copas se deben a que se estimula la producción de dos sustancias neurotransmisoras que tienen que ver con la felicidad y el bienestar, son la dopamina y las endorfinas, no se tiene claro cuál es el dispositivo que produce estas secreciones de sustancias que facilitan la comunicación y participan en la socialización, esto es nos ponemos “simpaticones” y sin fatigarnos.

Porqué el etanol ingerido luego nos enlentece para reaccionar, hacer categorizaciones, en fin nos deprime todas las funciones cerebrales. Pero el peligro principal ante este embotamiento es la excesiva confianza que nos da ese estado, perdemos la prudencia para entender que nos arriesgamos innecesariamente, y somos capaces de tomar el volante de manera desaprensiva. Todo esto tiene el común denominador, es que el alcohol etílico tiene  una acción similar al diazepam, incrementa la eficacia de la GABA, que es un neurotransmisor inhibidor en el cerebro; por eso nos hace menos eficientes, también nos borra la memoria. La resaca es el resultado de un edema cerebral, por  alteraciones en los compartimientos neuronales donde radica el agua del cerebro. Quien la ha padecido sabe lo insufrible de esos síntomas pulsátiles, pero la peor es la moral. ¡Muy feliz año 2011, salud!

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