El cerebro y los sueños

El cerebro y los sueños

Nos pasamos durmiendo dos tercios de la infancia, en la edad de los veinte dormimos un tercio de nuestra vida, al envejecer y llegar la tercera edad dormimos solo un cuarto de nuestro tiempo. Es decir, que este importante elemento funcional del cerebro es de vital importancia para nuestra subsistencia. No obstante lo anterior, sigue siendo su total comprensión un gran reto para las neurociencias, pues aun no hemos podido dar una explicación definitiva y completa del dormir, esta trascendente función de “recuperación” neuronal de nuestro órgano pensante. Durante la vigilia, el sistema cerebral está habilitado para aprender las informaciones del medio externo en el día; durante el sueño, la actividad global del sistema nervioso cambia para entonces procesar y ordenar adecuadamente las informaciones obtenidas durante el día. Cuando dormimos profundamente, quedamos en un verdadero “estado de coma”. Se acepta que el cerebro durante el sueño, en ese estado de “desconexión” puede reorganizar las redes neuronales. Sabemos que si pasamos una ‘’mala noche”, al día siguiente muchas de nuestras funciones cognitivas (atención, aprendizaje y memoria) estarán entorpecidas, por no haber tenido las conexiones neuronales la debida “higienización”.
El prominente psiquiatra Sigmud Freud, trató de darle una explicación lógica a los ensueños con los conocimientos disponibles en su época. Hoy, a la luz de la modernidad, sabemos de su error, pues no tienen ninguna lógica. Los ensueños “más vívidos”, se presentan durante la etapa del sueño REM (del inglés Rapid Eye Movement, o sea, movimientos oculares rápidos). Esto lo podemos apreciar si nos acercamos entre la 1:00 y 3:00 de la madrugada a una persona dormida plácidamente, veremos un parpadeo ocular en ese instante el cerebro está trabajado al máximo, pero el cuerpo está sumido en un profundo descanso (sueño paradójico). En ese momento se está realizando la “apoptosis” neuronal, es una especie de restauración, “limpieza” que hace el cerebro durante el sueño, usando para esos fines la proteína Homer 1A, proceso donde se eliminan las conexiones celulares innecesarias, se matan las neuronas enfermas, ratificando y almacenando lo aprendido durante el día. Está demostrado que el sueño cambia cada 25 segundos con las oscilaciones tálamo-corticales, corrientes eléctricas que viajan dentro de nuestro cerebro.
En el 1977, el Dr. Allan Hobson, autoridad mundial en el campo del sueño, Psiquiatra de la Universidad de Harvard, a la luz de las investigaciones modernas planteó la muy aceptada teoría de “activación de síntesis”. Planteó que hay tres sistemas: la vigila, el sueño y los ensueños, donde los neurotransmisores: noradrenalina, serotonina y acetilcolina, participan de manera protagónica. En su concepto, los sueños tienen 5 características básicas: 1. Una emoción intensa, que activa las amígdalas cerebrales, causa emociones fuertes, hasta el miedo (las pesadillas), 2. Contenido ilógico, los sueños son cambiantes sin seguir una adecuada lógica, 3. Aparente sensación sensorial, los sueños nos parecen que los generamos internamente, 4. Aceptación sin crítica de los eventos soñados, a veces admitimos su ilógica naturaleza, 5. Dificultad para recordarlos, los olvidamos casi inmediatamente se producen. Lo anterior confirma que los sueños se originan en la parte alta del tallo cerebral (este se origina en ambos hemisferios, para conectar con la médula espinal) y de ahí suben luego las conexiones neuronales a varias áreas superiores en la corteza cerebral.
Durante el ensueño, los sistemas serotonina-adrenalina estarían inactivados y la acetilcolina hiperactivada (sin ella no hay memoria permanente). Por el contrario, durante la vigilia activa, los sistemas dinámicos serían el serotoninérgico y noradrenérgico (son los mediadores del estrés). Luego, trabajos del grupo de la Universidad de Wisconsin propusieron la hipótesis de “homeóstasis sináptica” muy parecida a la primera, esta última teoría fue planteada en el 2013, por Giulio Tonai y su equipo. Hace unos días el grupo de la Universidad de Johns Hopkins liderado por Graham Dieringre confirmó estos encuentros. Ambas teorías planean que durante el sueño es cuando se realiza la restauración neuronal o la llamada plasticidad sináptica (sinapsis, que es donde se unen las neuronas). Mientras tanto, sigamos soñando tal como le dijeron a Pilarín: “sueña, que soñar no cuesta nada”.

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