En mi internado rotatorio de la Escuela de Medicina de la UASD, uno de los acontecimientos más trascendentes de mi particular experiencia, fue presenciar en la morgue del hospital Moscoso Puello el cadáver de un chino con un corazón dibujado en su pecho con unas cuarenta puñaladas y mi imaginación lo explicó como un acto profundamente emocional o vengativo que involucró a la víctima y al victimario.

Puede leer: Cáscaras de huevo

Francelys María Furcal Rodríguez apuñaló mortalmente a un chino que era su patrón en una ferretería, donde él presionaba y maltrataba a sus empleadas (según discretas versiones de ellas) que la agredió lanzándole un objeto, intentando patearla cerca de una tramería, de donde ella tomó un cuchillo y le respondió su agresión.

Los chinos son enérgicos y tradicionalistas capaces de protagonizar actos extraordinarios como marcar en el pecho de un enemigo un corazón con puñaladas.

Por lo anterior no es prudente colocar a Francelys en un ambiente de riesgo frente a una posible retaliación de parte de los chinos, concomitante con sus temores expresados en declaraciones en España.