“El chulo” y “el maipiolo”, su rol en la trata para explotación sexual

“El chulo” y “el maipiolo”, su rol en la trata para explotación sexual

El estudio que hicimos para OBMICA publicado en marzo 2019 sobre “Trata interna de mujeres, niñas, niños y adolescentes en la República Dominicana”, muestra el perfil de las personas tratantes. Se entrevistó a personas que han sido tratantes y que todavía realizan esta función en distintos tipos de negocios. Los elementos que destaca el estudio sobre ello lo presentamos a continuación.
Las personas tratantes responden a una diversidad de perfiles y de relaciones con las sobrevivientes. Empezando por algunas sobrevivientes que reconocen que han asumido en algún momento el rol de tratantes, entregando, engañando y vendiendo a mujeres y adolescentes que son sus amigos o amigas.
Existen dos tipos distintos de tratantes. El tratante que no tiene relaciones familiares, afectivas con las sobrevivientes y el tratante que tiene relaciones afectivas y familiares con las sobrevivientes.
En los negocios dedicados al trabajo sexual la relación entre el dueño de negocio y la víctima tiende a estar mediada por otros intermediarios que son los “maipiolos” y “los chulos”.
Los “chulos” y “maipiolos” son figuras tradicionales conocidas en la literatura de análisis del trabajo sexual. Son los llamados “proxenetas tradicionales de la prostitución clásica” como plantean (Gallardo y De Aza2005).
En los relatos de “chulos” y “maipiolos” entrevistados podemos ver que hay una diferencia entre ambos. Los “maipiolos” entrevistados pertenecieron a los negocios y buscaban a las mujeres para el trabajo sexual o le buscaban a las mujeres, hombres. Presentándose también casos de mujeres “maipiolas”. “El maipiolo” no tiene una relación afectiva con la trabajadora sexual.
En el caso de “los chulos”, él explota a la trabajadora sexual valiéndose de estrategias de enamoramiento y logra controlarla física, emocional y económicamente. Los hombres que fueron “chulos” reconocen que esclavizaron a muchas mujeres” y lo consideran como su “honor” como “buenos machos”.
Las personas tratantes con relaciones primarias y familiares son ejes fundamentales en las redes de trata complejizando el fenómeno y dificultando su intervención.
En los casos estudiados encontramos tías, tíos, hermanos y amigas/os tratantes. Un aspecto clave en la familia es la escasa conciencia de los derechos de la niñez y adolescencia que afecta las relaciones entre las personas adultas y los/as niños/as y adolescentes.
Ninguna de las personas entrevistadas que reconocen haber engañado, vendido y/o negociado con personas de diferentes edades y sexos identifica estos actos como delictivos o en conflicto con la ley. Entienden que es parte de la realidad, o lo ven como cualquier otro tipo de engaño en lo que están envueltas transacciones económicas. No reconocen ejercicio de violencia ni de violación de derechos en estas acciones.

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