El ciclo de la adoración (La flor que te asió)

El ciclo de la adoración (La flor que te asió)

Llegué a tu Jardín, me encanta tu Jardín. No tanto por su maravillosa sobrenaturalidad… lo que más me gusta de aquel “lugar” es que siempre te encuentro en amor… lo que más me alegra cuando llego es el recuerdo de tantas experiencias eternas, Eternas… Por eso subo a tu Jardín con fe y una mirada de complicidad porque sé que viviremos “momentos” que traspasan todo, que lo valen todo y significan todo.

Flores, flores, flores, el paraíso de las flores. Me senté entre tulipanes rojos anaranjados. Esperándote, comencé a cantar y te vi de pies delante de mí. En realidad eras tú quien me esperaba. Quería agradarte por ser tan adorable, tan fiel y bondadoso conmigo, entonces hice brotar nuevas flores que emergían de la superficie y se abrían a tus pies. Mi adoración fue más portentosa… hice que una planta naciera y rápidamente se enrollara en tu pierna derecha hasta asirte y cuando fue suficiente el sentirte mío, se abrió, me abrí satisfecha, feliz, como la que ha dado a luz.

Continué adorándote, ahora eran más las flores que coreaban mi canción: estoy en ti como el polen en la flor, vivo en el universo de tu amor… fue entonces cuando pude ver que en tu corazón había una pequeñita y tierna flor… yo estaba allí, dentro de ti, dentro de esa flor que hay en tu corazón, como el polen. Y comprendí que vivo en ti, en el universo de amor, tú.

Un frasquito muy delicado salía de tu corazón, estaba lleno de perfume, del perfume de mi adoración.

Estaba asombrada y a la vez tan segura, como si en el fondo de mi ser yo conociera esta verdad que ahora me estaba siendo revelada. Pusiste el frasco en el Jardín y yo sólo deseaba que todos los aromas de todos los adoradores saturaran el lugar y tú pudieras disfrutarlos como a uno solo… un desborde de adoración extasiante.

Dejaste salir mis aromas… se elevaron, transformándose en una nube blanca.

Y entonces mi adoración arribó a la última etapa de su ciclo, dio su fruto: hiciste llover sobre mí.

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