El cierre de Clave y Clave Digital: una reflexión

El cierre de Clave y Clave Digital: una reflexión

La forma abrupta en que se cierran Clave y Clave Digital, y las evidentes contradicciones entre los propietarios de estos y sus directivos al momento de estos exponer los motivos que llevaron al cierre de estos medios, provocan diversas conjeturas y en muchos casos justificado estupor.  En el mío en particular, por haber sido parte del proyecto Clave Digital en sus dos fases, además de profundo pesar, me induce a una interminable reflexión  y preocupación.

No hay dudas de que la línea de denuncia de varios hechos de corrupción en estos últimos años y de manera particular, los frecuentes atropellos policiales, motivaron una sostenida presión sobre la empresa propietaria de los referidos medios, la cual sirvió de argumento para participarle a los directivos de estos, a través de Fausto Rosario, su director, la decisión de cerrarlos por no poder soportar la presión que sobre ellos se ejercía.

No obstante a eso, pocos días después publican una carta donde niegan la existencia de esas presiones, desmintiendo con ella  el contenido de la nota de la dirección de los periódicos que anunciaba el cese de sus salidas, además a quienes expresamos la solidaridad con Fausto Rosario. Esto motiva una reflexión sobre lo difícil que resulta el libre ejercicio de la libertad de opinión en la sociedad dominicana.

En esta sociedad, el bloque de dominación se está conformado por un estrecho entramado de relaciones  entre una clase política, de la cual muchos de sus integrantes han devenido grandes empresarios, un sector empresarial ligado y a veces subordinado a esa clase política y una institución castrense/policial con importantes miembros incursionando en asuntos empresariales de todo tipo.

En la sociedad dominicana, en el bloque de dominación se ido estableciendo un predominio del sector político-empresarial/castrense-policial sobre los sectores empresariales que reproducen su riqueza de modo esencialmente tradicional, a través del incremento de plusvalía.  El sector predominante de ese bloque tiene tanto poder que puede obligar a cerrar cualquier medio que le sea frontalmente adverso, como en este caso, algo impensable en un sistema de dominación clásica del capitalismo.

En este contexto, a pesar de las manifestaciones de independencia de opiniones de diversos sectores y de algunos medios de comunicación, se produce una peligrosa y agresiva limitación del libre ejercicio de la libertad de opinión, que a su vez condiciona considerablemente la libertad de participación y representación política. Por eso, cualquier proyecto de creación de medios de comunicación alternativo, tiene que basarse en la propia fuerza de sus gestores, sin que ello signifique una negación a la posibilidad de alianza con cualquier sector ligado a la producción y que le interese la existencia de un clima de libertad política y de libre competencia.

El momento exige solidaridad con los directivos de esos medios y con quienes los acompañamos  en los dos momentos claves de su proyecto. Pero esa solidaridad debe ser acompañada con una seria reflexión sobre esa experiencia y sobre el peligroso contexto de intolerancia política que se ido entronizando en este país.

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