El cine dominicano en el Vigésimo Octavo Festival Internacional de La Habana: un público para la muestra criolla

<p>El cine dominicano en el Vigésimo Octavo Festival Internacional de La Habana: un público para la muestra criolla</p>

POR CARLOS FRANCISCO ELÍAS
Bueno, al parecer algo existe, además al parecer también lo bueno del cine es que la diversidad de la mirada puede cambiar la simbología o el contenido de una imagen. De todas formas, que me pareció gratísimo ver el entusiasmo de un público que nos descubría en el cine con nuestros defectos y virtudes.

Creo que estudiar las reacciones del público ante un cine es importante y ahí se inicia otro tópico polémico digno de analizar: ¿Existe ya un Cine Dominicano?…

Al margen de cualesquier consideración anterior que yo haya hecho sobre este tema (que no vuelvo sobre mis palabras, solo trato de ser sincero y proponer ideas nuevas sobre el tema) cuando se ha dicho que un cine nacional debe tener algunos rasgos que lo definan, a veces pasamos por alto el elemento de sensibilidad clave: que una masa de persona de otro país pueda ver en ese cine rasgos que no ve en los demás cine, me refiero al contenido, porque se debe suponer que la destreza en el manejo de la forma tiene exigencias universalizadas, que todo cine tiene como norma interna para hacer circular ideas e imagen vinculadas con una temática.

En otras palabras, cuando hemos discutido entre nosotros la realidad del cine nacional en relación a los componentes que deben identificarlos, se ha dicho que:

a) Elementos de una antropológía comun.

b) Lenguaje verbal

c) Elementos temáticos referidos a la realidad del país en cuestión.

Entonces diría que entre estos elementos habría que agregar también la aceptación del público que no sea nacional, cuyas observaciones y emociones le hagan notar la diferencia entre su cultura y país, en relación con las imágenes que el cine que está viendo le envía.

Habría que decir, además, que són códigos culturales que manejan los públicos para poder identificar sus preferencias en relación con las nacionalidades de la cinematografías que circulan por el mundo.

Se debe entender que al hablar de público se habla también de mercados, esto lo digo porque cuando analizamos el cine internacional comercial, el público que paga su boleto busca preferencias y al mismo tiempo identifica actores, actrices, temáticas, lugares, ciudades, historias, con países determinados.

De tal suerte que existen modelos de cine internacional identificables a partir de lo que llaman constantes, dícese: cuando una cinematografía mantiene una cierta unidad de rasgos que son comunes en sus años de existencia.

Por ejemplo:

CINE NORTEAMERICANO = Acción, violencia, abundancia de efectos sonoros, presencia de sexo fácil, pragmatismo familiar, heroismo vinculado al dinero como modelo de vida, elegancia suntuaria sin justificar, figuras de miedo demoníacas, racismo como modelo de relaciones -involuntario y voluntari -, el crimen como obsesión cotidiana etc..

CINE FRANCES = Tiempo narrativo ponderado, donde lo importante es la historia, guiones modelos, lo cual revela una tradición literaria vinculada al cine habitual, preocupación por el tema femenino, preocupación por la adolescencia, preocupación por la infancia, evocación y nostalgia, sexo condicionado a una reflexión vital y filosófica, encuentros para combatir la soledad explícita.

Vínculo con la historia del país, obsesión con la música, culto de actores y actrices, variación del star system americano.

Atracción estilística desde el punto de vista de la forma, para convertir las imágenes en poesía. Referente literario permanente, culto a las ciudades en relación con las historias humanas, contrapunto entre arquitectura y personas.

Bien, he hecho elección de modelos antagónicos para que se vea que quiero decir cuando digo de constantes: expresiones de contenido que han caracterizado un cine y que le ha valido en consecuencia su gentilicio para identificarlo, según las constantes apreciadas.

Toda esta explicación viene a cuenta para entonces tratar de buscar en las últimas peliculas dominicanas, las que fueron a Cuba y las demas existentes que no estuvieron en la muestra algún rasgo que comience a perfilar lo que se comienza a llamar Cine Dominicano.

CINE DOMINICANO: Pese a sus deficiencias en la forma, se podría decir que comienza a perfilar un rasgo común: la comedia.

Este perfil se detalla por las reacciones de públicos de los siguentes países: Cuba, Venezuela y Puerto Rico.

Estas consideraciones llevan a una conclusión: que el naciente cine dominicano está determinando esta línea ante un público latinoamericano que comienza a identificarlo por dos elementos:

A) Risa, humor.

B) Música.

En otras palabras, se podría decir que estas son costantes de lo que se ha producido en República Dominicana hasta el momento, hasta en película trágicas como Pasaje de Ida (1988) de Aglisberto Melendez, se podrían encontrar golpes de humor aún cuando se sabe que la temática nada tenía que ver con el humor, todo lo contrario.

¿Cómo se puede medir la certeza de estas observaciones ?…

En mi caso particular utilizo el sistema más usual : ver cine Dominicano con público extranjero y hacer preguntas, tal como lo hice en Venezuela, Puerto Rico y Cuba, a lo largo de estos años.

La partipación de la República Dominicana en el Festival de La Habana reciente, la vigésima octava edición (28) demuestra que el cine dominicano va tomando su identidad, poco a poco, ante un público que es importante: porque el público de la Habana es un público festivalero, tiene una educación para apreciar películas de todas partes, hago la salvedad de que en el caso del público cubano, la elección de la comedia como género particular plantearía otros análisis no propio de este texto…

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