“El cine es la expresión
cultural más trascendente”

<strong>“El cine es la expresión<br/>cultural más trascendente”</strong>

La Fundación Académica Nuevo Cine anunció el primer Festival de Cortometrajes a celebrarse en abril del próximo año.

POR JORGE RAMOS C.
La actriz mexicana Diana Bracho fue reconocida como miembro de honor de la Fundación Académica Nuevo Cine, que preside Jacqueline Bello, en una ceremonia conducida por Lissette Selman, vicepresidenta de la naciente entidad.

La actividad tuvo además un conversatorio con Bracho y se realizó en el auditorio Manuel del Cabral de la Biblioteca don Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con invitados especiales y estudiantes de cine de la máxima institución académica del país.

La protagonista de más de 40 películas, que comenzó a trabajar en el cine con su padre, el director Julio Bracho, en 1949 con “San Felipe de Jesús”, dijo que la República Dominicana y muchos otros países requieren del apoyo de los gobernantes y de los empresarios privados para el desarrollo de la industria.

“Los gobernantes no deben sólo tener responsabilidad social, también cultural y artística, porque el cine es la expresión cultural más trascendente que llega a todos los rincones del mundo”, expresó.

Diana Bracho manifestó que  a través de las películas se dan a conocer los paisajes, la cultura y la gente de las distintas naciones, algo que sería casi imposible sin el auspicio del Estado y de las empresas.

La actriz de cine, teatro y telenovelas saludó la iniciativa de la Fundación Académica Nuevo Cine, que se dedicará no sólo a la formación cinematográfica y audiovisual en todos los contextos, sino que también implementará diversos proyectos para fomentar y motivar el desarrollo del séptimo arte en el país, como el primer Festival de Cortometrajes el próximo año.

“Hace seis años que vine a este país a trabajar en una película y me enamoré de su gente y de los paisajes. En esa época me preguntaba porqué no había cine dominicano si tienen el talento y los escenarios para hacerlo”, declaró la ex presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Al final del conversatorio tuvo palabras de aliento para la implementación de una auténtica industria cinematográfica en nuestro país, recomendando a todos unión y rigor académico.

“Pienso que el cine que se hace fuera de los Estados Unidos, el cual no considero el ejemplo a seguir, carece de guiones. A pesar de los adelantos en el área tecnológica y el acceso a los medios audiovisuales, necesita de historias bien contadas, creo que ahí es donde radica la gran falla”.   

 

DIANA BRACHO

Realizó sus estudios en filosofía y letras inglesas en la ciudad de Nueva York, donde se involucró con un grupo de teatro experimental. Posteriormente perfeccionó sus conocimientos de actuación en el Reino Unido y al volver a México, trabajó con José Luis Ibáñez.

Al cine regresó en 1972, con “El castillo de la pureza”, de Arturo Ripstein. Entre las películas que ha protagonizado se cuentan “El encuentro de un hombre solo” (1974), “El cumpleaños del perro” (1974), “El santo oficio” (1975), “Actas de Marusia” (1975), “Las poquianchis” (1976), “La tía Alejandra” (1979), “El infierno de todos tan temido” (1979), “The dogs of war” (1980), “La leyenda del tambor” (1981), “Antonieta” (1982), “Serpientes y escaleras” (1992), “Entre Pancho Villa y una mujer desnuda” (1995), “Un baúl lleno de miedo” (1997), “La otra conquista” (1998), “Las caras de la luna”  (2001), “Y tu Mamá también” (2001), “Dreaming of Julia” (2001) y “Vivir mata” (2002).

La televisión ha sido parte de su vida y sus mejores interpretaciones las ha tenido en telenovelas y series como “On wings of  eagles” (1986), “Cuna de lobos” (1986), “Pasión y poder” (1988), “Capricho” (1991), “Cadenas de amargura” (1991), “Retrato de familia” (1995), “Alondra” (1995), “El vuelo del águila” (1996), “El Privilegio de amar” (1998), “Infierno en el paraíso” (1999), “El derecho de nacer” (2001) y “Bajo la misma piel” (2003).

Además de la televisión y el cine, posee una amplia carrera teatral que incluye las obras “Santísima”, de Sergio Magaña (1981); “Un tranvía llamado deseo”,  de Tennessee Williams (1982 y 1996); “Las dos Fridas”, de Oceransky; “Farías y Córcega” (1989), “Entre Villa y una mujer desnuda”, de Sabina Berman (1993); “Master class”, de Terence McNaly (1999), y “Bajo la misma piel” (2003), donde comparte créditos con Juan Soler, Kate del Castillo, Alejandro Camacho y Marga López.

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