El clamor de Amílcar

El clamor de Amílcar

UBI RIVAS
El titular de la Secretaría de Agricultura (SEA), ingeniero agrónomo Amílcar Romero, externó un clamor en el que instó a los sectores privados, empresarios, banqueros, desarrollistas, vincularse al gobierno en la lucha contra la pobreza y el hambre que flagelan al país. A propósito del primer informe concerniente a los objetivos de desarrollo del milenio y grupos de trabajo de la Comisión Presidencial, que contó con la presencia del presidente Leonel Fernández en la Casa de Gobierno, el veterano profesional tanto del sector privado como del público, puntualizó algunas verdades lúgubres.

Lanzó como un reto la realidad de que el 54% de la población dominicana subyace por debajo del nivel de la pobreza, que el gobierno anterior, presidido por un agrónomo, productor de hortalizas y floricultor, descendió a un tétrico 62%, es decir, más de 4.8 millones de seres humanos.

Acotó en ese mismo ritmo tétrico, que el 28% de los dominicanos vegetan en pobreza extrema, agravado en el período anterior, a un deplorable 33%, es decir, 2.6 millones de dominicanos que mueren lentamente en esa condición infrahumana.

Los mecanismos de la macroeconomía, se entiende fácil, no serán nunca capaces de mitigar esa dantesca situación social, una bomba de tiempo y un descrédito del sistema tenido como el non plus ultra para prodigar la felicidad humana en el corto interregno hacia otra dimensión, que llamamos vida.

Es lógico que amerita una terapia diferente y esta consiste no en una magia, sino en un real Sésamo Abrete definido en una opción agroindustrial ambiciosa, grande, que consiga superar varias deficiencias ancestrales que postra a nuestro país en la línea del subdesarrollo.

Proyecto agroindustrial con el cual se obtendrán renglones nuevos para abultar las siempre famélicas reservas en dólares de nuestro Banco Central, proveer abundantes alimentos así como mano de obra, desplazante de la dominada hoy por los ilegales haitianos que la ejecutan por la miseria de salarios que les pagan los hacendados como una estrategia para abaratar costos y abultar dividendos, es decir, un acto de lesa patria.

Estamos hablando de una inversión para los sectores productivos agropecuarios por sobre los RD$20 mil millones, pero cuando advertimos que para el Presupuesto y Ley de Egresos Públicos 05, se les asigna a la SEA RD$5,552.0 millones, entonces nos percatamos de que el clamor de Amílcar, se encamina directo hacia el vacío, o que su voz ha clamado en el desierto.

Cuando el doctor Joaquín Balaguer concluyó su Era en 1996, los productores medianos y pequeños que tocaban las ventanillas de créditos del Banco Agrícola sumaban RD$7 mil millones, cuando el dólar cotizaba a 13.20×1, y ahora a 29×1, puede colegirse que se trata de una suma irrisoria y una negación al propósito que unce la motivación de esta entrega.

Hoy, la cartera de créditos del Bagrícola en un año no rebasa los RD$3 mil millones.

El presidente Fernández es obvio que no cree en la microeconomía cuando asigna estas partidas a los dos organismos impulsores de la agropecuaria, y sí en la Educación, que del año pasado con Presupuesto de RD$11,868.8 millones, lo eleva para 05 en RD$16,578.7 millones y Salud Pública de RD$8,836.1 millones a RD$17,330.9 millones ¡el doble! Ambas decisiones son laudables, correcto.

Pero añade un contrasentido a los presupuestos del Bagrícola como de la SEA, lo que traduce que el sector agropecuario seguirá estancado, mientras el presidente Fernández sigue aferrado a la macroeconomía, los grandes proyectos de un criollo Silicon Valley, el tranvía, las escuelas computarizadas, el megapuerto turístico de Sans Soucí y otras firmas más.

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