El clamor de José Enrique

El clamor de José Enrique

UBI RIVAS
El síndico del Primer Santiago de América, José Enrique Sued Sem, ha clamado, aunque sin llamarlo por su nombre, al presidente Leonel Fernández, para que instruya al titular de Medio Ambiente, Max Puig, y éste resolucione la ubicación de El Naranjo como el lugar a construir el vertedero de Rafey. A su retorno al país el 18 de este mes luego de su último viaje a USA por 9 días, el presidente Fernández recitó primores con relación a la consecución de las metas del Milenio que se han trazado las Naciones Unidas para superar la condición de indigencia de los irredentos, para 2,015.

Precisamente se refirió el gobernante como en nuestro país en medio siglo no ha podido construirse un solo relleno sanitario para finalizar el suplicio y el peligro neumológico que representan los vertederos a cielo abierto despidiendo miasmas y expeliendo gases tóxicos a la ciudadanía.

En junio de este año, el presidente Fernández autorizó al administrador del Banco de Reservas conceder un préstamo al cabildo santiaguense para la construcción del vertedero de Rafey por un monto de $75 mm y el síndico Sued Sem se euforizó y anunció disponer $103.5 mm para esa obra imprescindible para 800 mil santiaguenses, que inclusive afecta a la zona franca, la mayor del país, con 80 mil obreros.

Para concluir un proyecto de esa envergadura, que involucra la salud de tantas personas, se intuye que el secretario de Medio Ambiente ha debido agilizar el procedimiento, se deduce; no puede ser tan complicado para que se demore tanto, idéntico que para retirar del país el tóxico rocash que introdujo el gobierno anterior.

Idéntico paso de hicotea, inconcebible, injustificable, inexplicable, acontece con el vertedero de Duquesa para tornarlo en relleno sanitario, que afecta a 1.8 mm que somos en la capital del país, y nadie hace ni dice nada al respecto, y luego se quejan de que los medios no somos considerados.

Es evidente que en el país no ha habido una cultura de rellenos sanitarios, que ha imperado un reducido nivel de higiene inclusive en muchos dominicanos, que aún se bañan los sábados, como algunos de nuestros abuelos, y que los norteamericanos nos enseñaron a ser higiénicos, trayendo en la primera intervención (1916-24) la creolina, el DDT, los detergentes, muchos jabones olorosos, los sanitarios para cambiarlos por letrinas, el papel higiénico, la crema y el hilo dental, las servilletas de papel en la mesa, en fin, nos enseñaron, es menester reconocerlo, a ser un poco civilizados y menos gentes y más personas, que hay diferencias abismales entre unas y otras.

Alcanzar las metas del Milenio no es solamente engrosamiento de recursos para propulsar el desarrollo, sino también, educación para la higiene, el comportamiento de observar las leyes, cumplirlas, ser menos díscolos, arrogantes, engreídos e insufribles, condiciones muy recurrentes de los estúpidos. Una conciencia ecológica es mucho mejor y más positiva que construir un millón de inodoros y cambiarlos por letrinas, porque si las letrinas se higienizan adecuadamente con creolina y DDT, resultan más positivas que un inodoro a quien su usuario no baja el agua luego de un servicio líquido o pesado. En el ínterin, los santiaguenses urgen a gritos la construcción de su relleno sanitario en Rafey y también que se inicie el proyecto de 2003 de sanear el lecho altamente polucionado del ex río Yaque del Norte, agredido a diario con 20 industrias y 24 cañadas que vierten su contenido letal al cauce agostado del otrora Nilo dominicano, hoy una cloaca nauseabunda y de aguas muertas y que nadie se atreve a rescatar porque no reporta votos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas