El colapso de la IV República

El colapso de la IV República

UBI RIVAS
Persisten y revolotean amagos que pretenden y se orientan en producir el colapso de la IV República nuestra, que tuvo su acta de nacimiento por la asunción al poder del doctor Joaquín Balaguer el 01-07-66. La primera República la hizo naufragar el acto proditorio, nunca inconsulto como reza la canción nacional, que una acción de esa envergadura es imposible facturarla en singular, del general Pedro Santana, cuando al conjuro del poder económico de entonces y ante la inminencia de que las horadas haitianas regresaran, con la caricatura de país que éramos, se concretizó la anexión a España en 1861.

La segunda República surge al retornar a sus vainas los machetes de la gesta restauradora de 1863 que enarbolaron Pedro Antonio Pimentel, Gregorio Luperón, Benito Monción, Gaspar Polanco, José Antonio Salcedo, Santiago Rodríguez y los ungidos de la gloria que protagonizaron esa gesta que desplazó el hegemonismo hatero del Este por el tabaquero cibaeño, hasta hoy.

Esa segunda República que costó una efusión tan amplia de sangre patriota e ibérica, colapsó cuando el presidente Juan Isidro Jiménez Pereyra se negó a aceptar el respaldo de los Estados Unidos para controlar la impertinencia de su ministro de la Guerra sublevado, general Desiderio Arias, en 1916, y que se prolongó hasta 1924.

Es el presidente Horacio Vásquez quien estrena la Tercera República en ese año en que se produjeron elecciones en las cuales fue electo y pretendiendo vigenciar la Constitución de 1907 que comprendía un período de seis años, quiso extenderlo, complicando al país en la pendiente que aprovechó el brigadier Rafael Leonidas Trujillo, a la sazón jefe del Ejército, y el resto fueron 31 años y siete meses de tiranía absoluta.

La Tercera República sobrevivió 41 años, hasta el 28 de abril de 1965, en que el presidente Lyndon Baines Johnson, mal aconsejado por su embajador en Santo Domingo, Willian Tappley Bennett, y para impedir el retorno del derrocado presidente Juan Bosch, empezó a desembarcar un total de 42 mil marines de la 82 División Aerotransportada de Fort Bragg, en Carolina del Norte.

Ahora, la IV República, insisto, se otea colapsar con el diseño diferente, pero siempre made in USA, de fusionar étnicamente la isla Hispaniola para difuminar la nacionalidad, entronizar el caos, y colocarnos en la situación de inviabilidad que presenta hoy Haití, solicitando un fideicomiso para administrar el caos imperante que la torna invivible.

Para ese propósito, Estados Unidos empezó disolviendo el Ejército haitiano en 1995, que empero, no desarmó, gran parte del cual penetró sigilosa y lentamente a nuestro país, constituyéndose en una peligrosa quinta columna que con más de un millón de ilegales haitianos, tienen cercada la soberanía dominicana, productor de ese proyecto macabro de socavar nuestra soberanía y convertirnos en fideicomiso o en una colonia, nunca en el Estado 51 de la Unión, que desde el senador Charles Summer, sabemos que no les agradan los prietos.

Pinceladas muy prístinas en ese tenor denunció el economista Pedro Manuel Casals Victoria en su entrega a Primicias del 05 del presente mes de diciembre, haciéndose eco a la vez de un comentario pronunciado por el doctor Julio Hazim en su programa de TV sonríe el particular, sin desperdicios uno y otro.

Sospechas, motivos y hechos sobran para presumir que en verdad y no muy lejano, podría materializarse la extinción de la IV República, sin atisbar si sería posible, como en las veces anteriores, restaurarla o liquidarla para siempre.

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