El conejo Saltarín

El conejo Saltarín

Un día muy tempranito, abrió los ojos un conejito por primera vez, ese día conoció a su mamá y a sus cuatro hermanitos. Él tenía muchas ganas de saltar como los otros conejos más grandes pero no podía y le preguntó a su mamá cuál era la razón; ella le dijo: “Hijo tienes que esperar crecer un poquito”.

A cada rato volvía a preguntarle: mami: ¿Ya puedo saltar? ¿Ya puedo saltar?  ¿Ya puedo saltar?  La mamá le dijo: “Primero tienes que aprender a caminar o no podrás saltar”.

Y  dijo el conejito: “Entonces practicaré  para caminar y saltar”.

El conejito practicó y practicó, se agarraba con las patitas de alante e intentaba pararse con las de atrás, pero se volvía a caer;  nunca se sentía triste;  seguía intentándolo, sus hermanitos también practicaban,  así que él estaba siempre acompañado de su familia.

Era feliz, se agarraba e intentaba pararse  hasta que los días fueron pasando.

Un día lo logró, el conejito aprendió a caminar, intentaba saltar un poquito y un poquito, seguía hasta que lo logró;  se puso tan feliz que dio brincos y brincos y gritó:  “Ya puedo saltar,  ya puedo saltar”.

La mamá lo escuchó y los hermanos también;  todos reían escuchándolo decir: “ya puedo saltar, ya puedo saltar”.

Se pusieron tan contentos que fueron donde el papá conejo y comenzaron a saltar todos juntos y fueron felices para siempre.

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