El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada planteó ayer, ante la Cámara Americana de Comercio, la necesidad que tiene el país de cambiar su modelo económico, para pasar de uno de consumo a otro de producción. El líder empresarial dijo que hemos llegado a entender que todo lo resolveremos con las divisas que provienen de las remesas, o bien con endeudamiento público, o fomentando la entrada de capitales privados o públicos.
Parecería que no necesitamos a los sectores productivos, sino financiamiento para el consumo. Macarrulla dijo, además, que se debe redefinir el rol del Estado, que sólo invierte cuando se dispone de préstamos, lo que ha elevado a niveles nunca vistos la deuda pública.
El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), licenciado Lisandro Macarrulla, abogó ayer por un cambio en el modelo económico y advirtió que el país se está endeudando, no para invertir, sino para gastar.
Al participar de orador invitado en el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, reveló que en 1991 el consumo representaba el 86.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y que en 2008 había subido a 91.3 por ciento.
Con el agravante, según explicó, de que en el año 2008 la inversión y el consumo alcanzaron el 113 por ciento del PIB y que el excedente en el gasto, sobre todo gasto de consumo, se financió con recursos externos, básicamente con importaciones de bienes y servicios.
Macarrulla afirmó que lo peor de todo es que hemos llegado a entender que todo lo resolveremos con las divisas que provienen de las remesas, o bien con endeudamiento público, o fomentando la entrada de capitales privados o públicos. Parecería que no necesitamos a los sectores productivos, sino financiamiento para el consumo.
Admitió que tiene que haber una explicación lógica para que la agricultura no prospere y el país haya devenido, de un gran exportador de productos agropecuarios, en un importador de alimentos; así como para que la industria local no haya logrado superar los umbrales alcanzados décadas atrás, y que el turismo se encuentre en un proceso de crecimiento decreciente.
Agregó que el país ha sido atónito expectador de cómo los acuerdos de libre comercio que se firman terminan beneficiando sólo a las contrapartes del exterior.
No puede ser resultado de factores sicológicos o de idiosincracia empresarial. Algunas variables económicas tienen que haberse estado moviendo para determinar que esto sea así, expresó.
Advirtió que hay que cambiar el hecho de que el ahorro financiero se dirige predominantemente a financiar el consumo, sobre todo de bienes importados.
Consideró que esto implicaría mantener las tasas de interés a niveles parecidos a los que existen en los países desarrollados.
Consideró que se debe redefinir el rol del Estado, que sólo invierte cuando se dispone de préstamos, lo que ha elevado a niveles nunca vistos la deuda pública.
Cuestionó que el clientelismo se traga todos los ingresos públicos. E incluso hemos visto el caso insólito de endeudamiento externo para financiar gastos corrientes.
También señaló que el actual modelo genera exclusión social, lo que se expresa en la pobreza en el campo y en la forma caótica como se ha aglomerado la población en los centros urbanos.
Afirmó que esta situación hace que la vida sea más costosa para todos, y puso como ejemplo que el costo del transporte se ha venido convirtiendo en una carga cada día más pesada para los hogares, y ya está absorbiendo más de un 17 por ciento de los presupuestos familiares en la República Dominicana.