El CONEP tiene razón

El CONEP tiene razón

Cuando el Conep denuncia el modelo económico que hemos tenido y reclama cambios urgentes para evitar problemas sociales, es porque tiene conciencia de que hay responsabilidad compartida en el exceso de gastos de la economía. En millones de dólares, el déficit acumulado del presupuesto del gobierno ascendería a $5,000 millones y el de la cuenta corriente de la balanza de pagos a $8,558 millones, en el periodo 2008-2010, es decir, del exceso de gastos el primero es responsable del 60%  y el presupuesto del sector privado del 40%.

El crecimiento no ha aportado prosperidad a la gran población, el número de pobres, en lugar de reducirse en términos absolutos, ha aumentado, un fracaso de la política pública. En lugar de usar las estadísticas como herramientas de trabajo, para cambiar el rumbo, el gobierno ha preferido imitar al borracho cuando se encuentra frente a un poste de luz, que lo usa para apoyarse y no para ver lo que sucede. Como no estudia los números, no advierte que entre desigualdad en la distribución de ingresos y pobreza existe una clara y positiva correlación, lo primero causa lo segundo. Prefiere mantenerse con el discurso de que ha reducido la pobreza, porque aumentó la tarjeta solidaridad y el bono gas, dejando claro que carece de criterios elementales para no confundir compensación transitoria con resultados permanentes. 

La desigualdad en la distribución de ingresos se mide de varias formas, los economistas preferimos el coeficiente Gini, llamado así para dar crédito a su inventor. El último cálculo para República Dominicana decía que era de 51.7, superior al promedio de América Latina, significa que el crecimiento que defienden las autoridades se ha concentrado en pocos bolsillos, como valientemente lo reconoce el Conep, cuando de manera clara y contundente  denuncia el modelo, al tiempo de reconocer que el capital ha sido el beneficiario, agrego yo, también el gobierno; el perdedor es el pueblo. Lo que no se ha dicho es que, como consecuencia, la distancia entre el 10% más pobre y el 10% más rico es de 30 veces, número que nada dice si no es comparado; en los Estados Unidos, por ejemplo, es 16 veces, de modo que en República Dominicana andamos por un extremo peligroso para la paz social.

Si no se cambia el modelo radicalmente, la pobreza absoluta seguirá en ascenso. Es necesario que los responsables de la política pública no se conformen con repetir la mentira, de que lo primero es crecer para después ocuparnos de la distribución del ingreso y dejar de lado la tontería de darle tanta importancia al crecimiento de un año para otro. El discurso debe ser la creación de puestos de trabajo productivos, aumento del inventario de capital y mejora de la tecnología, sin lo cual carece de importancia, para fines de reducir la pobreza, hablar de estabilidad de los agregados macro-económicos. El Conep se dio cuenta de que lo último nada dice a los pobres.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas