Haití no tiene el derecho de derivar o canalizar el río Masacre en su provecho
Las disputas territoriales han sido muy frecuentes desde las creaciones de los diferentes estados latinoamericanos, al ser derrotado en el año 1824 el Imperio Español, en la batalla de Ayacucho por el lugarteniente del Libertador Simón Bolívar, Antonio José de Sucre.
Entonces, el Libertador pretendió unificar las recién constituidas repúblicas bajo la bandera del Panamericanismo y convocó el Congreso de Panamá en 1826, que resultó todo un fracaso, debido a las ambiciones políticas de sus líderes.
El Libertador murió en el año 1830 y tuvo la suerte de no ver el desprendimiento de la provincia de Panamá, de Colombia en el año 1903, independencia que tuvo el apoyo de los Estados Unidos de América, que ya se habían percatado de la importancia del canal transoceánico que había empezado a construir el ingeniero francés Ferdinand de Lesseps.
Estas graves diferencias por motivo de conflictos territoriales se habían agravado en la isla de La Hispaniola, cuando los problemas fronterizos entre lo que hoy es Haití y la parte oriental española se encontraban en momentos álgidos, como consecuencia de la guerra que libraba en Europa, España contra Francia.
Al vencer Francia, esta optó por devolverle los territorios ocupados en España, a cambio de la parte Este de la Isla, cedida mediante el Tratado de Aranjuez el 3 de junio de 1777. Sin embargo, la cesión definitiva se operó, cuando se firmó el Tratado de Basilea, por el cual Francia recibe el Santo Domingo Español.
En América latina, los problemas fronterizos fueron tantos que no se recuerda un año en el cual no se hubiese originado una disputa, sea por territorio, o por los cauces de los innumerables ríos que hacen fronteras entre sí.
Esto originó que se convocara la Conferencia de la Asociación de Derecho Internacional en el año 1956, en la cual se aprobó la definición de: “Río Internacional” es el que fluye por los territorios de dos o más Estados, o entre dichos territorios, objeto de cooperación internacional organizada. Este postulado fue expuesto por vez primera por Hugo Grotius y proclamado por la Revolución Francesa en el año 1792.
La Asamblea General de las Naciones Unidas se inició con la Resolución /XIV de 21 de noviembre de 1959, estudios preliminares de la Comisión de Derecho Internacional sobre los problemas jurídicos relativos al aprovechamiento o uso de los ríos internacionales, publicado en tres volúmenes en informe sobre este asunto.
Estos textos deberían ser revisados por la Comisión de Arbitraje que designará el Poder Ejecutivo para zanjar la confrontación. Sin embargo, en el caso de Haití y la República Dominicana se había firmado un Tratado bilateral en el año de 1929 en el cual nuestro país le había cedido un 8% de territorio.
En el año 1936, se firmó el Convenio definitivo entre ambos países en el cual, de nuevo, la Dominicana le cedió otro 3% y se establecieron los hitos que pusieron fin a las disputas que por años se venían sucediendo entre ambos países.
Una sugerencia que podría ser utilizada en la controversia sería la de medir el talweg que se emplea a escala internacional para definir geográficamente el perfil longitudinal de un río desde su nacimiento hasta su desembocadura.
Aunque es un término alemán, ya se utiliza en derecho internacional para significar que es la línea que une los puntos de menor altura en un valle o en el cauce de un río y donde la corriente, de haberla, es más rápida.
A la luz del derecho internacional, Haití no tiene el derecho de derivar o canalizar el río Masacre en su provecho. De ser así, entonces la República Dominicana tendría el mismo privilegio de derivarlo, ya que nace y muere en su territorio, aunque durante su trayecto se interna en Haití.
El escritor Freddy Prestol Castillo escribió una célebre novela titulada “El Masacre se pasa a pie”. Ojalá la sangre no llegue al río porque podría, otro escritor redactar una nueva con el siguiente título: “El Masacre no se pasa a pie porque fue represado”.