El Congreso define el futuro del presidente de la explosiva Bolivia

El Congreso define el futuro del presidente de la explosiva Bolivia

Por Coco Cuba
SUCRE, Bolivia, Jun 9 (AFP) – El Congreso boliviano analizaba este jueves la renuncia del presidente Carlos Mesa, bajo enormes presiones sociales para que el primero en la línea de sucesión, Hormando Vaca Díez, dé un paso al costado y se convoque a elecciones anticipadas.

El Congreso tenía previsto sesionar en Sucre, capital constitucional de Bolivia, debido a que La Paz, su sede natural, está desde hace semanas virtualmente copada por manifestantes y al borde del desabastecimiento.

Pero las protestas alcanzaron también esta ciudad de 400.000 habitantes, a 740 km de La Paz, donde los manifestantes repudian la posibilidad de ver a Vaca -actual presidente del Congreso- como nuevo mandatario.

Mientras tanto, los 130 diputados y 27 senadores llegaban a cuentagotas, una labor titánica por los problemas de transporte, agravados por una huelga de controladores aéreos decretada a partir del mediodía de este jueves.

Originalmente la sesión del Congreso estaba marcada para la mañana, pero finalmente ha sido convocada para las 18H00 locales (22H00 GMT).

En Sucre medio millar de indios quechuas, profesores y estudiantes manifiestan pacíficamente este jueves en la antesala de la sesión del Congreso.

«No queremos al Hormando», afirmó una campesina que manifestaba. Como ella muchos quechuas enseñan carteles con inscripciones contra Vaca.

Los manifestantes se han agrupado en ocho posibles accesos a la Plaza 25 de Mayo, que alberga la ‘Casa de la Libertad’, el histórico edificio donde se celebrará la crucial sesión parlamentaria.

La Policía ha plantado dos anillos de seguridad, uno alrededor de la misma Plaza y el otro a 100 m de ella.

Unos 1.500 militares se han desplegado en los límites de la ciudad y en estratégicos puntos rurales para frenar el ingreso de grupos de manifestantes considerados «muy beligerantes».

La dura oposición fue resumida por el líder cocalero Evo Morales, quien señaló que «si Hormando Vaca, bajo maniobras políticas, fuera presidente esta tarde, convoco al pueblo boliviano a dura resistencia para acabar con la mafia política, a resistir desde al campo a la ciudad».

«No podemos permitir que un Hormando Vaca Díez con compromisos ante la embajada de Estados Unidos, ante las transnacionales (sea presidente), eso por todos lados tenemos que frenar», insistió, al tiempo que llamó a endurecer los cortes campesinos de rutas en todo el país y «a seguir resistiendo en La Paz».

Vaca tiene muy difícil el camino hacia la presidencia de Bolivia. Ya varios opositores y el propio presidente Mesa le pidieron que dé un paso al costado.

La oposición llega a tal punto, que los alcaldes de La Paz, Potosí, Cochabamba y la misma Sucre se declararon en huelga de hambre en protesta ante la posibilidad de que su nombramiento se concrete.

La Constitución dice que, al renunciar Mesa, Vaca es el primer sucesor, seguido de Mario Cossío, presidente de la Cámara de Diputados, y luego del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Rodríguez, único facultado para convocar a comicios generales.

Cossío ya se dijo dispuesto a renunciar en favor de Rodríguez, pero existe incertidumbre sobre la actitud que asumirá Vaca, un dirigente de derecha.

En medio de la zozobra, las Fuerzas Armadas bolivianas advirtieron que «en el marco de sus atribuciones actuarán, de ser necesario, para preservar la integridad y soberanía nacional», según un comunicado expedido este jueves.

Los militares se encuentran en «estado de alerta máxima, en uniforme de campaña, en nuestros cuarteles y listos para cumplir cualquier directiva para evitar cualquier enfrentamiento entre bolivianos», declaró el comandante de las Fuerzas Armadas, almirante Luis Aranda.

«Advertimos a quienes quieren destruirla (a la nación) que el último bastión de la patria somos nosotros» y que los militares permanecen incólumes «para cumplir su sagrado deber» de preservar la unidad de la nación, enfatizó Aranda.

Con relación a las definiciones que adopte el Congreso, Aranda manifestó: «vamos a respetar las decisiones» que tomen los parlamentarios en Sucre.

La dimisión de Mesa se registra tras 20 meses de gestión, en la que no consiguió contener los reclamos por la estatización de los recursos energéticos ni las exigencias regionales de mayor autonomía.

El dimitente mandatario dijo el martes pasado que Bolivia está ahora a un paso de la «guerra civil».

Mesa, de 51 años, tenía mandato para gobernar hasta agosto de 2007.

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